María Eugenia López y Javier Díaz Gil en María Pandora
(Foto de Lidia López Miguel)
El pasado 17 de febrero disfrutamos de la lectura de la poeta argentina María Eugenia López en Madrid, en el café María Pandora. Una lectura con la que recorrió sus libros publicados e inéditos.
Fue una tarde preciosa en la que hice la introducción al acto y donde tuvimos oportunidad de charlar e ir desgranando textos y comentarios.
El poeta y buen amigo José Antonio Carmona recogió en un vídeo en directo en su página de Fcebook la lectura completa. Podéis verla pinchando en este enlace.
Os dejo el texto de mi presentación en la que olvidé hablar de su último libro publicado Para una historia de los alimentos (Buenos Aires, 2018) despiste que he corregido en el texto que aquí os dejo.
Si pincháis el enlace estoy seguro de que disfrutaréis de la poesía de María Eugenia López tanto como lo hicimos nosotros en María Pandora.
Gracias a María Pandora por acogernos esa tarde, a todos los amigos que se acercaron a escucharnos y a María Eugenia López por tu poesía y tu generosidad.
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María Pandora.
17 de febrero de 2020. 19:30 horas
MARÍA EUGENIA LÓPEZ
Poder presentar de nuevo a María Eugenia López en una lectura en
Madrid es una suerte. Suerte para mí que, os lo confieso
ya, tengo debilidad por su poesía y para los que venimos a escucharla, pues podemos
asistir a una lectura suya más prolongada como esta que disfrutaremos esta
tarde en María Pandora aprovechando su estancia en Madrid, que siempre se nos
hace muy corta.
María Eugenia López reside en La Plata,
Argentina, donde nació en 1977.
Es estudiante de Letras (ya casi finalizando) y practica esgrima,
aunque ahora ha dejado el florete por el sable. Dirige la colección de poesía
joven “chicas de bolsillo” de la Editorial de la Universidad Nacional de La
Plata y Espacio qu (espacio queer) de la misma universidad. Ha publicado los libros Bonkei (La Plata, 2004; Sâo Paulo, 2014), Sybille Schmitz (plaquette, Santiago de Chile,
2007), Arena (México, 2009), Jirones de París (Barcelona, 2014), Carlinga (La Plata, 2016) y Para una historia de los alimentos (Buenos
Aires, 2018). Aparece en multitud de
antologías y revistas y en diversos sitios web. Ha participado en los festivales de poesía Novissima
Verba (Lima, 2005), Poquita fe
(Santiago de Chile, 2006), Tordesilhas (Sao
Paulo, 2007), Fabulosa Lampalagua (Quequén,
2008), Flap! (Sao Paulo, 2008), XXVI Encuentro de escritores patagónicos (Madryn,
2008), Primer encuentro de escritores del ALBA
(San Cristóbal-Caracas, 2008), Vértigo de los aires
(México, 2009), IV Festival Internacional de Poesía
Joven Ileana Espinel Cedeño (Guayaquil, 2011), VIII
Festival Internacional Poesía Caracol (Tijuana, 2013)…
Algunos poemas suyos fueron traducidos al
portugués, francés, inglés y catalán.
Conozco a María Eugenia López desde 2007 cuando
coincidimos en el Festival de poesía “Tordesilhas” que se celebró en Sao Paulo (Brasil) organizado por la poeta
brasileña Virna Teixeira. Aunque habíamos coincidido sin ser conscientes un año
antes en otro festival de Poesía, el de “Poquita Fe” de Santiago
de Chile. Ella asistió a mi lectura de poemas pero no nos dimos cuenta de que
existió ese encuentro casual hasta reconocernos años después en una fotografía de
ese acto. Han pasado 13 años pero no hemos perdido el contacto desde entonces.
Dice María Eugenia que asistir a tantos festivales de poesía le hace seguir
siendo estudiante de Letras. Trabaja como correctora de textos. El trabajo del
corrector puede mejorar un libro, pero a veces –y es necesario reivindicarlo-
ni aparece en el libro, una vez editado, quién es el corrector.
Corregir otro tipo de textos ajenos al
mundo poético le da un montón de recursos poéticos. "Le queda en la cabeza una
luciérnaga y luego otra... y le surgen cosas", dice ella. Por eso
siempre anda con un lápiz y un papel cerca.
"Escribo y guardo", afirma.
María Eugenia escribe
poemas en prosa. La cadencia, las imágenes sugerentes en algún momento oníricas, el ritmo de versículo que imprime a sus textos son sus señas de identidad. Partir de la experiencia para convertirla en poesía: la ausencia, el dolor, la alegría también, los deseos, el compromiso moral y ético, el compromiso político…
poemas en prosa. La cadencia, las imágenes sugerentes en algún momento oníricas, el ritmo de versículo que imprime a sus textos son sus señas de identidad. Partir de la experiencia para convertirla en poesía: la ausencia, el dolor, la alegría también, los deseos, el compromiso moral y ético, el compromiso político…
Podríamos pensar en Borges y en Cortázar
al escuchar los poemas de su primer libro Bonkei (La Plata, 2004). Bonkei es
una palabra japonesa, así se denominan a los paisajes en maceta. Sus poemas no
suelen llevar título. En este libro, y en general en su obra, con cada poema
María Eugenia sitúa al lector ante un paisaje, ante la emoción.
Su siguiente publicación fue la plaquette Sybille Schmiz (Chile, 2007).
El título hace referencia a una actriz
alemana nacida en 1909 y que se suicidó en 1955. Hay una película de Fassbinder
que trata de ella. Si su plaquette habla de una mujer y el sufrimiento, ese
tema sigue presente en su siguiente libro: Arena (México, 2009) es un
homenaje a las víctima del feminicidio.
Ella había leído sobre feminicidio en
Argentina, en Ciudad Juárez, en Guatemala...
Eligió el título porque arena es el lugar
donde se encuentran enterrados los cuerpos y es lugar también de combate.
Dividido en siete partes, las seis
primeras llevan el nombre de cada una de las seis víctimas de Jack el
destripador. La última se titula María y ella nos confiesa que "soy yo
misma, somos todas".
Jirones de París (Barcelona, 2014) es su siguiente libro publicado. Con alma
narrativa, retrata un recuerdo: el amor de dos chicas en París. Poesía breve,
intensa, llena de melancolía y ternura la autora construye una atmósfera íntima, en
la que el amor evocado es una insinuación elegante y sensual cercana al
erotismo.
Su penúltimo libro publicado es Carlinga, un
avión pilotado por dos poetas, una argentina, María Eugenia López y un chileno,
Javier Norambuena.
Este “diccionario sudaca”, como ellos
mismos lo definen nació de observar a un elefante orinando en un zoo. La poesía
puede estar en cualquier parte, en cualquier situación. No extraña que la
primera letra de este abecedario poético sea la A de animal.
Un proyecto arriesgado en el que inevitablemente
el lector comparará ambos discursos y entenderá que pueden complementarse. Los
contenidos líricos, surrealistas, sutiles, plenos de imágenes sensoriales de
María Eugenia en los que no faltan los diminutivos, las referencias a los
animales… se complementan, como digo, con un paso más allá: lo fragmentario, el
discurso casi onírico, la sonoridad, la creación de imágenes estupefacientes y
de atmósferas, el discurso, en definitiva, no necesariamente racional de Javier
Norambuena.
Para una historia de los alimentos (2018), es su último
libro editado. Retoma textos de Jirones de París y nos pasea por la ciudad
del Sena mientras el amor y el paisaje se adueña de las páginas en su primera
parte. En la segunda parte, “Se oye un sónar bajo el agua”, el paisaje
marítimo, la flora y la fauna nos contemplan en la voz de la poeta.
Cuando escuchéis leer esta tarde a María
Eugenia vais a saber el porqué de mi debilidad por ella. Su tono cómplice en la
prosodia de la lectura, su descripción lírica del mundo, sus diminutivos que
son seña de identidad, su compromiso…
Abrid bien los ojos, los oídos y el corazón:
María Eugenia López.
Javier Díaz Gil
17 de febrero de 2020
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