Expongo aquí algunas ideas que me han llamado la atención al respecto recogidas en Wikipedia y alguna otra web:
Dioniso (en griego Διώνυσος Diônysos o Διόνυσος Dionysos) es el dios tracio del vino, representando no sólo su poder tóxico sino también sus influencias sociales y beneficiosas. Es considerado promotor de la civilización, legislador y amante de la paz, así como dios protector de la agricultura y el teatro.
Gozó Baco entre los poetas romanos de una acreditada reputación como fuente inspiradora de su creación literaria, labor en la que la leve demencia que Baco infundía a los humanos entraba en competencia con la influencia de las musas, sirvientas de Apolo. Esa leve demencia que el vino propiciaba era, sin ninguna duda, proclive a facilitar la creación literaria y artística. Podemos, así, contrastar como Ovidio, en su destierro en las lejanas tierras del Ponto, en una de las elegías que integran su obra Tristes, invoca al dios, con motivo de la festividad de las Liberalia que se celebraban en su honor, solicitando su protección y que interceda ante el César, otro dios, para solicitar su piedad y que permita al poeta retornar a Roma.
Nietzsche, que no tuvo reparos en proclamarse el último discípulo del filosofo Dionisios, trató en varias de sus obras acerca de la ideología que se encerraba en las doctrinas báquicas. Para el alemán estaría suficientemente claro que lo dionisiaco representaba un si rotundo a la vida, incluso en sus aspectos más equívocos o aterradores. En ese sentido las doctrinas de Dionisios chocarían tajantemente con el Cristianismo, enajenador para el hombre y hostil a la vida. Contradecía, igualmente, el filósofo alemán lo dionisiaco frente a lo que consideraba apolíneo, siendo propio de lo primero el arrebato y la pasión incontrolada, que tan buenos efectos produce a veces en el arte (el delirio y la inspiración mística como origen de la creación artística), en tanto que lo apolíneo vendría a significar lo bello y armonioso, aquello que el artista alcanza de manera reposada y racional, gracias a la inspiración de Apolo, que para ello se sirva de sus musas.
Esta oposición entre lo dionisiaco y lo apolíneo entra en relación con la tradición de la Filosofía griega que dividía a las escuelas filosóficas en dos: las que bebían vino (los dionisiacos) y los que bebian agua (apolíneos).
Si tuviera que inclinarme por una de las dos "escuelas" probablemente militaría entre los dionisiacos, que me perdone el dios Apolo. Creo más en el delirio y la inspiración mística, más aún si tienes la ayuda de un buen vino.
No hay comentarios:
Publicar un comentario