AYSH
Le veo amasar la harina, el agua,
-lejos del Jordán-
añadir algo de sal y destreza
para conseguir la fina lámina blanca
que sus padres le enseñaron
a pegar en las paredes del horno.
Allí se cuece y pronto
el aroma del pan caliente,
la vida,
inunda mis pulmones.
Pan, lo llamo yo, ignorante de lo que importa,
Aysh, lo llaman los beduinos.
La vida.
© Javier Díaz Gil
14/01/2013
2 comentarios:
Comenzado queda febrero con el aroma del pan o como quiera que se llame el origen de olor tan suculento. Abrazos.
Querido Jesús
muchas gracias por compartir este pan, compañero. Ya sabes que esa es la etimología de "compañero".
Lo que comparten el pan.
Sigamos compartiéndolo siempre.
Un abrazo fuerte
Javier
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