El dios Hermes, que forma parte del panteón griego, es el dios de literatos y poetas. Me ha resultado tan curioso saber que no es sólo "nuestro dios" sino de muchas otras cosas que he querido compartirlo aquí en el blog.
Dios de poetas pero también de los mentirosos y de la astucia de los ladrones. Ya los griegos nos metían en el mismo saco a poetas y mentirosos. Ambos no movemos en una frontera sutil. Jugar con las palabras tiene sus riesgos.
A quién más representaba y cómo era representado nos lo detalla el siguiente texto:
"Hermes fue un dios polifacético, conductor de rebaños, mediador entre los hombres y los dioses, y que tuvo entre sus muchos cometidos el de ser protector de los caminos terrestres e incluso de los del más allá en su función de conductor de almas (psicopompo) al otro mundo. Fue patrón de pastores, viajeros, comerciantes, jugadores y ladrones. Su nombre deriva del término griego “ermai”, hermas, con el que se designaban los mojones que marcaban los caminos e indicaban los límites de las tierras. Las hermas tenían la forma de un pilar cuadrangular coronado por un una cabeza humana y que generalmente ostentaba un apéndice fálico, insignia de la fertilidad. Hay que recordar que el más antiguo símbolo y monumento de Hermes, ha sido el atributo viril, y que siempre se le dedicaron cultos fálicos de curiosa apariencia. También tenía a su cargo la protección de dinteles y puertas así como los rebaños. Se le representó como un joven, vestido con una túnica corta, con el caduceo, —vara insignia regalo de Apolo, que Hermes arrojó un día entre dos serpientes que peleaban, y éstas se enredaron en la vara lo que le dio forma definitiva y llegó a ser después insignia del comercio— el pétaso, las sandalias y el casco alados. Hermes también fue el distribuidor de las lenguas, genio del buen decir, dios de la elocuencia, amigo de la sociedad y el trato, consejero en las deliberaciones y asambleas.
Su servicio de conductor de viajeros no se limita a los asuntos terrenos. Hermes va y viene entre cielo y tierra, puesto que conoce todos los caminos como la palma de su mano y gusta de conducir a los hombres, ni en la muerte los abandona: es el Psicopompo, el que cuida de llevar las almas hasta su mansión ultraterrestre. "
Podéis investigar y averiguar más cosas sobre el dios Hermes en la Red. Esto de la poesía unida a la mentira y al atributo viril me ha dejado inquieto...
Javier.
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