miércoles, 18 de julio de 2007

Federico García Lorca


Federico García Lorca. Es inútil descubrir más cosas de Federico, hablar de su biografía, de sus poemas, de su muerte. Lorca es referente inevitable de la poesía española y de la literatura universal. Podemos encontrar información de él en multitud de páginas web.

Todo en torno a Lorca es mítico. Cualquier etapa de su vida. Su nacimiento e infancia en Granada, su estancia en Madrid en la Residencia de Estudiantes donde conoció a Buñuel y a Dalí. Allí decían de él que escribvçia poemas muy tristes, a veces trágicos, pero sin embargo era el centro de las fiestas por su alegría, interpretando al piano canciones populares.

Su trayectoria con el grupo de "La Barraca" llevando el teatro por los pueblos de España en plena República, alimetando el espíritu abierto de esa nueva España.

Su escritura que sufrió el quiebro inevitable ante la ciudad de Nueva York y su inmersión en el surrealismo más conmovedor.
Su fuerza como autor teatral: La casa de Bernarda Alba, Bodas de Sangre, Así que pasen cinco años...

Su reconocimiento en América: Cuba, Argentina...

Su vida personal, su homosexualidad.

Y la muerte terrible, la Guerra Civil, su fusilamiento un 19 de agosto de 1936, en el inicio de la Guerra, en el barranco de Víznar (Granada).

Una obra que emergía con fuerza y que fue quebrada de raíz.

Lorca nos ha influido a todos. Lorca nos ha hecho poetas a mucho de los poetas actuales.

Seguro que aparecerá en este blog más veces, es un poeta fundamental.

Hoy quiero dejar aquí un soneto suyo. Me emociona su libro "Sonetos del amor oscuro". De él os copio aquí uno de los más queridos.
Espero que os guste.


[TENGO MIEDO A PERDER LA MARAVILLA]

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua, y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

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