viernes, 17 de mayo de 2013

Reseña de "Vivo extramuros" de Javier Díaz Gil por el poeta Juan Peregrina


 Crítica de Juan Peregrina, poeta, del poemario "Vivo extramuros" (Javier Díaz Gil)


El poeta granadino Juan Peregrina ha tenido la generosidad de dedicarme una reseña sobre mi libro "Vivo extramuros", cuya segunda edición se publicó en febrero de 2012 junto con el poemario "El ángel prometido". 

Os dejo aquí el texto de su crítica que agradezco a Juan Peregrina de corazón. Espero que su lectura certera y sus palabras sean tan esclarecedoras para vosotros, amigos, como lo han sido para mí.


Javier Diaz Gil, Vivo extramuros y El ángel prometido, Madrid, Libretos Poeta de cabra, 2012, 2ª edición. 

Javier Díaz Gil y su Vivo extramuros.

Cuando el cantor descubre su voz, ha de usarla en beneficio del lector. 
Cuando el cantor enmudece al público recibe elogios.

Javier Díaz Gil conoce la soledad del creador, acompañado de las palabras, preso de las metáforas y estirpe de símbolos, da a luz unos versos poderosos, plenos de significado. Vivo extramuros supone adentrarse en territorio de desconocido, atemporal, terrible y hermoso.

Una muralla, un castillo, una ballesta, un crepúsculo, la tristeza de la mentira, la verdad de la alegría no compartida: con qué pocos elementos, reflexiono, puede conseguirse un buen poemario.

Ya dijo el clásico que la calidad no tiene por qué ir acompañada de la cantidad, sino más bien lo contrario. El espacio dedicado a la idea, trasunto del yo narrativo de Díaz Gil, es adecuado perfectamente a la expresión de un -en mi opinión- outsider, alguien que vive al margen de la ley impuesta, la pasión obligada, la codicia del otro.

Si la piedra es símbolo de eternidad, la piedra puede ser vida, la vida se transforma en tiempo y el tiempo nos hace vibrar -en la vida, en la muerte- porque es lo que único que tenemos o mejor, somos: tiempo.

La ley de los poderosos, el decoro de los hipócritas, la justicia de los inmorales -tan de moda hoy día- pueden ser conjuradas por los juglares, cantores, poetas, vates... y el juglar es el que se enfrenta al extático juez incorruptible y único que es el público. Por jugar con las palabras: si la ley está atenta al posible arte en fuga de sus reglas, dicho arte atenta sistemáticamente contra la ley: cualquier ley, cualquier poderoso está en contra del cambio, todo cambio es posible trauma y el trauma hace que se tambaleen nuestras/sus expectativas de fijas esperanzas en que todo seguirá como hasta el momento.

Así encontraremos silencio, sobre todo: si el silencio no sirve, encontramos apartamiento, mala publicidad, poca o ninguna distribución (¿hablo de Vivo extramuros o de publicar poesía en España si no eres de la cuerda de...?): pero ante todo la pasividad del poderoso. Las amenazas, los posibles juramentos, las tentaciones del lado oscuro (que diría el maestro Yoda): todo es conocido por el artista puro, como Díaz Gil, que prístinamente encuentra fisuras en la ley, roturas en la roca: es capaz de colarse por las lícitas heridas del tiempo y colocar las espadas poéticas en lo alto, para con su majestuosidad de poeta, afirmar que el futuro ha llegado: "los jóvenes guerreros/han escuchado /mi canto."

Y como todo es mentira, hasta las más maravillosas canciones, no por repetidas dejan de serlo, hemos de dar un salto mortal, sin la red que ayudara en otros tiempos, sin el opiáceo que divague nuestro pulso, porque el resto es silencio, y qué verdad más absoluta: aunque el silencio es lo elegido por los cantores, antes pueden discernir bastantes cosas: que la soledad; que el tiempo es justicia; que la belleza es posible sin metáforas rebuscadas -que tampoco es mal sistema, de vez en cuando- que los cánticos, los poemas, los versos... el arte de la literatura, queda, y como tal, no será polvo que se hunde en nuestras miserias cotidianas -avaricia, envidia, mentira...- sino que es posible que nos salven de ellas: hay que aprender de los textos, es posible sobrevivir a este corrupto mundo gracias a la literatura, hay que leer, la lectura nos hará más libres, más abiertos, más respetuosos, más sensibles, más solidarios. Tenemos que pensar en los que no llegarán a disfrutar nunca de este placer por unas u otras causas, y dar gracias por la suerte que tenemos... pero qué digo: Javier Díaz Gil ya pensó en esto cuando escribe: 

Rezad por los que nunca
atravesarán
                     la puerta.
Fernando de Villena, Juan Carlos Suñén, Leopoldo María Panero, Kavafis... Gracias a Javier Díaz Gil, quiero releerlos. Y por extensión quiero volver a encontrar a los enemigos de Cernuda: que son los mismos de los que hablara Javier Egea.
Leed Vivo extramuros. Paladeadlo. Levantad la vista y mirad a vuestro alrededor: cerrad los ojos si gustáis: disfrutadlo.


Juan Peregrina, Javier Díaz Gil y Fernando Soriano, en Granada marzo de 2012, reunidos con motivo de la sesión de Encuentros Literarios a la que fui invitado y que organizan los poetas Peregrina y Soriano.

Juan Peregrina Martín nace en 1978; en el año 2000 Antonio Carvajal le publica A deshoras en la Colección Genil de la Diputación de Granada, y después Pedro Enríquez le edita una glosa de catorce sonetos, Soledad, amante destino, (Granada, Ficciones, 2006) sobre un soneto de Enrique Morón, con palabras preliminares del profesor de la Universidad de Granada José Ortega Torres.
Termina Filología hispánica, realiza los cursos de doctorado y consigue el Diploma de Estudios Avanzados (D.E.A), presentando un trabajo de investigación sobre el poeta Leopoldo María Panero.
Ha publicado reseñas literarias y poemas en revistas como El fingidor, Alhucema, Extramuros, Entreríos o Los papeles mojados de Río Seco. En colaboración con otros autores, participó en Vozetos, Cuaderno de poesía; El perfil del naipe (libro-homenaje al mago Miguel Aparicio), el libro que recuerda al gran poeta Juan J. León, Los años compartidos. También colaboró en Granada en cuento, con un relato sobre Borges. Ha realizado varias lecturas poéticas en Granada: Biblioteca de Andalucía, Pub Peatón, Palacio de Abrantes.
Desde el 2011 presenta y coordina junto al poeta Fernando Soriano el ciclo de presentaciones poéticas ENCUENTROS LITERARIOS encuentrosliterarios.es en el Centro Artístico de Granada. 

sábado, 4 de mayo de 2013

Las huellas del pintor Luis Cañadas (1928-2013) en Almería

Luis Cañadas, pintor (Almería, 1928 - Madrid, 2013)

Ya me he referido a Luis Cañadas en mi blog en ocasiones anteriores. Recientemente le dediqué una entrada el 10 de febrero de 2013 con motivo de la triste noticia de su fallecimiento.

Luis Cañadas era eminentemente pintor y en sus últimos años escritor de relatos, que publicó reunidos en 2010 bajo el título "Cuentos de un pintor". Con él compartimos algunas tardes memorables en la Tertulia que yo coordino y en la que tuvimos ocasión de escuchar sus relatos y su vida.

En Almería, la ciudad en la que nació y vivió durante muchos años es posible visitar su obra mural.
Luis Cañadas formó parte del grupo de pintores indalianos quienes, en palabras de José Luis López Bretones, director del Centro de Arte Museo de Almería:
"supusieron un auténtico revulsivo en el empobrecimiendo mundo cultural de la Almería de posguerra. Su irrupción en el panorama artístico de los años 40 y 50 contribuyó decisivamente a situar Almería en el mapa de las vanguardias artísticas españolas, llegando a convertir su símbolo distintivo, el indalo, en un auténtico fenómeno de marketing cultural que traspasó fronteras y se transformó en el icono característico de la provincia de Almería".
Ayer, viernes, 3 de mayo de 2013, tuve la oportunidad de visitar dos obras murales que Luis Cañadas realizó en dos importantes edificios públicos de Almería en los años 50 del siglo XX.

Se trata, en el primero de ellos, de la antigua estación de tren de RENFE de Almería, en la Plaza de la Estación s/n.
Antigua estación RENFE Almería


La estación de RENFE se construyó entre 1890 y 1893.

Dentro del hall de la estación, hoy día cerrada al público, (desde que se inauguró la nueva estación intermodal de autobuses y trenes en 2005) podemos contemplar sobre las antiguas taquillas un mosaico de Luis Cañadas que representan imágenes de la Almería de finales del siglo XIX.

Hall de la antigua estación RENFE de Almería
Detalle del mosaico, obra de Luis Cañadas, de la antigua estación de RENFE de Almería
Junto a la antigua estación de tren, se encuentra el Centro de Arte Museo de Almería. Allí entramos a preguntar por la obra de Luis Cañadas. Casualidades. Se está celebrando una exposición de otro pintor indaliano, Antonio López Díaz, del 25 de abril al 16 de junio de 2013. El pintor López Díaz, junto con Francisco Alcaraz, este último residente en Madrid, son los dos artistas aún vivos del grupo. En la exposición tuvimos la fortuna de conocer al autor de la exposición con el que charlamos sobre Luis Cañadas y el grupo indaliano.Él nos indica que nos acercáramos a la antigua estación de autobuses y nos envía un abrazo para Aureliano Cañadas, poeta y hermano del pintor.

Apenas a cinco minutos andando, en la Plaza de Barcelona, se encuentra el edificio de la antigua estación de autobuses de Almería, hoy propiedad de Mercadona, quien ha reutilizado el edificio para supermercado en 2006, conservando los frescos que en el hall de la antigua estación pintara Luis Cañadas, invirtiendo una suma de tres millones de euros para restauración del edificio completo y 36.000 euros en la conservación de las pinturas. En la restauración de las pinturas se emplearon tres meses de trabajo.

Antigua estación autobuses de Almería, hoy propiedad de Mercadona
Entrada de la antigua estación de autobuses, hoy propiedad de Mercadona.


La estación se construyó en 1952, diseño del arquitecto Guillermo Langle y está declarada como Bien de Interés Cultural. Las pinturas de la estación de autobuses son de 1955. Representan a los tipos populares de la época en Almería y el encargo que le realizaron es que fueran alegoría de la modernización de los medios de transporte, motivos de tráfico de pasajeros y vehículos.

Es indudable que junto a las imágenes costumbristas, está la intención de Luis Cañadas de cierta denuncia social, autor comprometido entonces, como lo fue siempre.

Así, al entrar podemos contemplar al frente, a ambos lados, estas dos imágenes:

Personajes populares, años 50, Almería. Antigua estación de autobuses de Almería. Zona derecha
Personajes populares, años 50, Almería. Antigua estación de autobuses de Almería. Zona izquierda.
 Y al girarnos, sobre la entrada contemplamos las alegorías sobre los medios de transporte:

Alegoría del transporte. Panel derecho

Alegoría del transporte. Panel central

Alegoría del transporte. Panel izquierdo
Mercadona, en la restauración del edificio y las pinturas, ha instalado paneles informativos sobre la construcción, el arquitecto, la obra y este que sigue, dedicado al pintor, en el que se nos cuenta que junto a Luis Cañadas colaboró el pintor Francisco García Jiménez, "Pituco".

Panel informativo sobre el pintor Luis Cañadas.

Dice el panel que:
"Los murales de la estación de autobuses fueron realizados por el indaliano Luis Cañadas, con la inestimable colaboración de Francisco García Jiménez, "Pituco". Esta técnica no era utilizada por la mayoría de los artistas de este movimiento.
Esta obra pertenece a su primera etapa, en la que disfrutaba pintando su visión de "terraos" y paisajes luminosos de paleta ocre y tierras rosadas."
Es curioso cómo en la imagen de detalle de más abajo, en el libro que sostiene el personaje femenino aparece la siguiente leyenda dejada por el artista:

"EN ALMERÍA A 14 DE ENERO DE 1955, LOS PINTORES LUIS CAÑADAS Y FRANCISCO GARCÍA JIMÉNEZ "EL PITUCO", TERMINARON ESTE TRABAJO POR OBRA Y GRACIA DEL ESPÍRITU INDALIANO"
En el panel central podemos observar esta imagen. Una mujer sostiene un libro en el que aparecen los nombres de los autores de la pintura y una leyenda.
 Os dejo aquí tres fotos más de la vista del hall del ahora supermercado Mercadona, de Almería, donde podéis contemplar las pinturas.



 Para más información sobre Luis Cañadas y localizar su obra mural diseminada por distintos lugares de España podéis consultar la entrada que sobre él hay en Wikipedia. Pinchad aquí para verlo.

miércoles, 1 de mayo de 2013

Un poema de Javier Díaz Gil para empezar mayo 2013




ACOSTUMBRAN A MENTIRME LOS RECUERDOS

Acostumbran a mentirme los recuerdos.

Ponen ojos inocentes
de no haber roto nunca un plato,
y me susurran al oído con voz melosa:
"Un niño jugando con la arena o desafiando a las olas
agarrado, entre risas,
a la goma negra inmensa
de un flotador improvisado".

"Una cámara de la rueda de un camión",
me aclaran, convencidos.

Y yo pongo cara de duda y regresan resueltos
A contarme de un niño montado en un triciclo
heredado de su hermano. Y me dan detalles
que debo recordar: "un asiento
de color rojo y ruedas blancas.
Y hay pinos y es el cerro de Los Ángeles, quizá domingo.
Y de nuevo un camión al fondo."

"Estabas descubriendo el mundo", insisten.

Apago la luz y les pido que se duerman.
Dicen que ellos no descansan y revuelven
una caja donde tengo junto a mi memoria
fotografías con fechas y nombres
y dedicatorias escritas con tinta azul.

Yo les digo que me mienten,
y se enfadan y me miran a los ojos, preocupados.
Me hago el dormido e insisto en sus embustes.

Pero, pacientes, regresan
a recordarme su inocencia
cada noche.

Acostumbro a mentirle a mis recuerdos.

Temo que algún día
no vuelvan a mi lado.

Javier Díaz Gil
1 de mayo de 2013