viernes, 17 de agosto de 2007

Luis Muñoz, la realidad a través de los sentidos.

Luis Muñoz


Luis Muñoz abrió el II ciclo de "Escritores en la Biblioteca", ciclo que dirigí en la Biblioteca "María Moliner" de Villaverde Alto (Madrid) entre los años 2002 al 2004. En noviembre de 2003 contamos con su presencia y disfrutamos de la poesía de uno de los poetas imprescindibles del panorama actual.


Luis Muñoz nació en Granada en 1966, en cuya universidad se licenció en Filología Española y en Filología Románica. Ha publicado los libros de poemas Septiembre (Hiperión, 1991), Manzanas amarillas (Hiperión 1995), El apetito (Pre-Textos, 1998), Correspondencias (Visor, 2001), por el que obtuvo el Premio Generación del 27 y el Premio Ojo Crítico, en Limpiar pescado (Poesía reunida) (2005) agrupa todos esos libros y recientemente ha publicado Querido silencio (Tusquets, 2006).


Luis Muñoz define la poesía como una mirada distinta de la realidad, la suya es acercarnos a la realidad a través de los sentidos.


Así nos dice: "la poesía es una forma de mirar la realidad, y lo que un poeta ofrece al lector es una mirada particular sobre la realidad, es una propuesta que combina elementos de la realidad de los sentidos, de los sentimientos y de la ideas. La tarea, la responsabilidad de un poeta es ofrecer una mirada coherente sobre esos elementos. Una de las diferencias fundamentales entre la poesía y la filosofía, por ejemplo, es el conflicto y la solución, y, sin embargo, la poesía sólo presenta los conflictos y las contradicciones, las distintas maneras de ver el mundo. Lo que procuro hacer es proponer al lector mirar la realidad de una manera determinada, a través de los sentidos."


Luis Muñoz entiende la poesía como la posibilidad de vivir otras vidas. Nos dice: "Mi poesía lo que tiene más es vocación de presente. Lo que procuro con mis poemas es que contengan las imágenes de mi tiempo, con las inquietudes de mi tiempo, con los conflictos de mi tiempo, con las soluciones afectivas de mi tiempo, y que además estén escritos con el lenguaje poético de mi tiempo, que es un lenguaje hecho con la propia lógica interna que la literatura lleva en su movimiento y con el lenguaje que hablamos todos. Yo quiero que mi poesía sea la poesía de mi tiempo, que viva en el presente y que sea leída como presente. Desde luego, hay algo de mi vida, pero la vida de uno es muchas cosas además de lo que uno vive. Hay muchas maneras de vivir tu propia vida: puedes vivir por medio de la literatura, por medio de historias de otros, de historias que te cuentan o que te afectan. La literatura es una manera de vivir otras vidas, de vivir la tuya, de un modo más intenso y más claro, pero también de vivir otra, en donde está la paradoja de que al vivir otra estás viviendo la tuya, porque la de uno es una composición de vidas posibles."


Actualmente Luis Muñoz vive en Madrid y coordina las actividades literarias de la Residencia de Estudiantes.


Vale la pena leer sus libros, acercarse a su poesía.


Quiero dejar aquí alguno de sus poemas, ojalá sirvan para, como pretendo siempre, os hagan buscarle en sus libros. Disfrutadlo.



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EL SILENCIO

El silencio es papel secante.
Se le fija el violeta de los ojos dormidos,
la luz de la linterna de la idea de ser
lo más feliz posible
y el vacío de vaso de querer compañía.
¿Qué más?
Unas pocas palabras
que se filtran y no dejan señales,
que se pierden abajo
por los aros de un pozo

(De “Querido silencio”).


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ESCULTURA LÍQUIDA

Si todo terminara aquí, si todo se cerrara,
de golpe, como un cepo, no lo lamentaría.

Suena una hebilla en la otra hebilla
encima de la colcha.
Luego, los cuerpos de tormenta, el suyo
que es un ciclón de seda, el mío
que es un tronco volcado,
y esa intersección de memoria y olvido,
de afirmación y nada, de posesión y fuga,
de planos sobre planos sobre planos.

(De "Correspondencias")


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MOSCAS PEGADAS AL CRISTAL DE LA VENTANA

Es el calor de dentro lo que las deja aquí.

Fuera, la tarde de diciembre,
granulosa y de plomo,
igual que si la tierra de los pocos senderos,
del jardín descarnado y la sola maceta
avivara este frío.

Dentro, nos recorre el vuelo medio
de un aire de guarida.

Duerme mi amante en la pequeña cama.
El café ha dispuesto
un poso de aventura al fondo de la jarra
y un bucle de energía, arriba, en la cabeza.

Atravieso las tablas de un puente que se comba.
Con el peso del sueño y las faltas que vienen.
Con la suma de luces y de cielos de fondo.

Y ellas son tres, son moscas jóvenes,
rebosantes de instinto.

(De "La lógica de Orfeo")


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EL ARMA CARGADA

La poesía no sueña su disparo,
sí el futuro, mordido de carencias.
La poesía hace sitio a la nube del tiempo,
relampaguea como si todo abarcase,
se convierte en un salto, en un grito,
en un anillo absorto, en esperanza.

Cuando parte el silencio la nuez de algún poema,
la poesía es un viento sin origen,
un sedal desatado, la corriente
rizada y fragosa,
la lata de cerveza donde se prueba el tiro.

Y no sé si costumbre o cambio de costumbre,
si revés o si cara, si moneda del día.
Su certeza es la misa que nimba cada cosa.

Yo no sé qué hace falta para ser necesario.

(De “Manzanas amarillas”)


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DIGRESIÓN

Este amor es posible sólo
porque otros le preceden.
Del modo en que lo mires:
como tu eres porque fuiste otros,
y porque en ti coinciden,
en un silencio cálido,
los gestos, la querencia,
los demonios de otros.

Los mismos que nombrar hacen posible,
como un dardo en una fruta roja,
la dulzura y el daño, la inocencia
y la malicia: dos mitades,
dos puntas de veneno,
dos caras
de ninguna moneda.

(De “Manzanas amarillas”)


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DESILUSIÓN Y REALIDAD

Él nunca había tenido
historia que durase: algunas noches breves,
deslumbradas si acaso, en que gozaba más
por pensarse a la contra que por sentirse vivo.

Por eso tuvo entonces,
cuando lo vio a menudo, cuando dormían juntos
en un cuarto prestado, cuando esperaba ansioso
durante todo el día, que recurrir a un pacto
entreverado en sombras:
no dedicarle el único deseo,
no sucumbir sin prevenciones.

De cómo los propósitos se vuelven
contra el aire de uno
pudo saber a solas
y esperar en lo opuesto.
Así, al querer alejarse
regresaba perdido. Al amar otros cuerpos
siempre encontraba el suyo.
Un polo en otro polo.
Así, se clava más la espina
si se tira con fuerza.

(De “manzanas amarillas”)

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