sábado, 18 de agosto de 2007

Silvio Rodríguez. Las ruinas y el amor .

Descartes. Silvio Rodríguez (1998)

En 1998, Silvio Rodríguez publicó un disco con el título de Descartes en el que recogía 15 canciones inéditas escritas en los años 60 y 70 y que fue descartando y nunca habían aparecido en un disco.
De ese disco rescato hoy una canción: "Las ruinas".
El tradicional tema de la Literatura del amor más allá de la muerte que tratara Quevedo en el
Siglo de Oro español, el que sobrevive a las ruinas está en esta canción escrita en 1969.

La esperanza es uno de los temas que subyace siempre en las canciones de Silvio. Ante la ruina, silvio escucha decir "te amo". Dice la canción cosas como estas:

"Hay piedras, hay ruinas oyéndome hablar,

oyendo decir: "te amo, te amo"."


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"Es lo que nos han dejado. Me debo conformar

con la simpleza de querer:

me dedico a poner flores alrededor de ti

y palmo a palmo a bendecir tu piel."


No es fácil encontrar un vídeo en internet de este tema (que acompañaría este comentario del blog sin duda), Silvio apenas la canta en directo, pero os invito a leer el texto de la canción y a buscar el disco "Descartes" y a escucharla.
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Ruinas


Los caldeos, los asirios, la Roma del poder

supieron resumir mejor;

lo helenos, los egipcios, los hijos de Israel

ya estaban conversado del amor.

Hubo templos y ciudades sólo para adorar

el culto del alma y la piel;

hubo diosas seductoras y bosque para amar,

y hasta la guerra hubo por una mujer.

¿Qué te podría decir desde hoy?

¿Qué ceremonia podría venerar?

Siglos pesados como coliseos

aplastan cualquier invención.

Hay piedras, hay ruinas oyéndome hablar,

oyendo decir: "te amo, te amo".

Palabras que han cruzado el desierto entre dos,

circundaron la tierra y volvieron del sol:

"...te amo, te amo..."

Después de pasado tanto, no puede importar

que ponga un dedo en el amor;

que me guste observarte a través del cristal

de un vaso dibujado con color.

Es lo que nos han dejado. Me debo conformar

con la simpleza de querer:

me dedico a poner flores alrededor de ti

y palmo a palmo a bendecir tu piel.

El siglo XX no da tiempo a más:

en su corriente se ahogan las ruinas.

Mas el torbellino se para a momentos,

y hay calma y hay contemplación.

Entonces las ruinas pueden escuchar,

pueden sonreír: "te amo, te amo..."

Cuelgan de las palabras

sargazos del mar.

Son cristales de la nieve y sabor de la sal.

"...te amo, te amo..."

Del polvo de las ruinas se levanta el amor:

polvo que se respira y de nuevo voló.



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