domingo, 31 de mayo de 2020

Junio 2020: Próxima publicación del poemario "Sillas invisibles", Juan Calderón Matador

"Sillas invisibles", Juan Calderón Matador. 
(Ed. Libros del Mississippi. Madrid, junio 2020)

Estamos de enhorabuena, el poeta Juan Calderón Matador (Alburquerque, Badajoz, España. 1952) publica el próximo 6 de junio de 2020 su último poemario, "Sillas invisibles", en la editorial Libros del Mississippi. Con ilustraciones y portada de la escritora y pintora Carmen Padín.

No puedo sino recomendar la lectura de este libro que tuve la suerte de prologar.

Para quien no conozca al autor, Juan Calderón, del que ya he hablado en otras entradas de mi blog, os dejo aquí la reseña biobibliográfica que aparece en la portada de este poemario:

JUAN CALDERÓN MATADOR, Alburquerque (Badajoz), 1952, reside en Madrid desde 1975. Su vida laboral ha transcurrido en la banca privada, con incursiones en teatro, televisión y radio. Dirigió la galería de arte Albaquercus. Escribe poesía, narrativa y teatro.
Entre sus numerosas publicaciones poéticas citaremos: Camino ancho, paso desolado, Eco de niño para voz de hombre, El destino nos ata y nos desata, Sirenas de pecho herido. En narrativa, La noche que murió Paca la Tuerta, Veinte historias amables más un garbanzo negro y El cuentista bajo la encina blanca. De su obra dirigida al público infantil reseñamos ¡Viva Gloria Fuertes!, Las cerezas de Pascualino y La bordadora del faro.
Ha estrenado cinco textos teatrales. Ha compuesto 300 canciones, algunas grabadas en discos y cd. En 2010 fue candidato a representar a España en Eurovisión. Entre sus premios cuenta con la Mejor letra festival de la canción escurialense, Mejor letra de la Parodia Nacional, de Antena3, Juegos Florales de Montijo, Premio de poesía Villa de Cardeñoso, XVIII Concurso de Poesía Villa del Escorial, María Fuentetaja, Certamen Gritos en Verso, de ASEAPO, Premio de Microrrelatos del periódico GENTE, Premio Librería Ulises, Benidorm. Durante varios años, Ediciones Cardeñoso convocó un certamen de poemarios con su nombre. 
Creo que la mejor manera de presentaros "Sillas invisibles" es dejándoos aquí el texto del prólogo que escribí para el libro y añadir una sorpresa más al final de esta entrada:

LAS SILLAS INVISIBLES Y LA MEMORIA 

“El tiempo / se ha sentado en las sillas invisibles” dice Juan Calderón en uno de los poemas de este nuevo libro. Son las sillas invisibles las que conforman y confirman nuestra memoria. La silla es el símbolo de todo lo que el poeta ha querido reunir en estas páginas ante la mirada emocionada de sus lectores, a los que invita también a sentarse a esta mesa de la que forman parte la nostalgia del tiempo pasado y el territorio siempre cercano de la infancia, los recuerdos que quedan indelebles en nosotros y los viajes que nos marcaron y, muy especialmente, las ausencias de los amigos que tanto nos enseñaron y a los que debemos recordar y rendir cuentas. 

Lugares y personas que son nuestra vida y son nosotros mismos. Sin esas sillas invisibles no podríamos entender quiénes somos. 

La madurez poética de Juan Calderón es la clave para interpretar estos poemas. Es este libro una declaración definitiva de certezas, momento de hacer recuento, de afirmar abiertamente -con las citas de Neruda y García Márquez que abren el libro- que sólo el amor nos salvará de esta vida y lo terrible que es conjugar el corazón con el olvido. 

Estructurado en cuatro partes, el poeta en la primera de ellas observa la vida mientras llega la barca. Vivir, Juan Calderón lo sabe, es ser testigo de lo que acontece y es ir creando los recuerdos que nos acompañarán en el futuro. Calderón además de poeta es autor de teatro y narrativa -su última publicación fue el libro de relatos El cuentista bajo la encina blanca – Antología (1968-2018)-, y también compositor, pintor… Sus múltiples facetas creativas recalan con acierto en estos poemas de Sillas invisibles. Así, en un tono narrativo aparecerán en este primer bloque historias de dragones y ángeles caídos, recuerdos de infancia (ese magnífico niño de secano como un Cristo clavado en las cruces del tedio), el erotismo que destila por ejemplo en el poema Muchacha en flor (los peces de sus dedos / recorrieron el largo de sus muslos), el compromiso con el sufrimiento… Y se sirve de símbolos como el del agua para que sus poemas nos transmitan naufragios a veces, otras, la calma de la contemplación (“hay dolor en los ríos”, “un agua tan cansada / que perdió la costumbre de correr”), cerrando con un poema magnífico de declaración de amistad y otro reflexivo en la que el misterio y el dolor desembocan en la búsqueda de la paz interior. 

Esa paz interior es el puente hacia la siguiente sección, A los que alcanzaron la otra orilla. doce poemas que son a un tiempo, retratos y elegías a los amigos que se fueron y a los poetas y artistas admirados. Los maestros a los que rinde tributo.  Aleixandre, Mallarmé, Cecilia, Frida Khalo, Juan Ruiz de Torres, Francisco Fenoy… A los que seguir preguntando. “…que me ha de entender / y darme las respuestas que preciso”, declara en el poema dedicado a Aleixandre: el amor, lo prohibido como temas de fondo. Si en el anterior bloque se valió de lo narrativo, introduce aquí en el poema a Jacque Canales un formato de diálogo teatral para potenciar aún más este juego de preguntas y búsqueda de respuestas al que me referí antes. 

Diez poemas conforman la tercera parte, Lugares y maletas. Diez poemas que son memoria de lugares que marcaron al poeta. Es aquí donde Juan Calderón alcanza un tono más lírico, nos da la mano para llevarnos al Alburquerque de su infancia o a las calles de Madrid y de nuevo al símbolo del agua y el mar como contemplación: el paisaje mediterráneo de Guardamar, la ciudad de Cádiz… Detener el instante, fijarlo en la memoria, compartirlo.  Elevar la imagen y conmovernos con “un llanto de humo”, “el aliento de seres invisibles”, un “golpear / con furia de pezuñas”… O con esa “palmera abierta” de Cádiz, “que al destello del sol / se vuelve fuego de artificio”. Hasta alcanzar en el poema al Valle del Jerte un hermoso canto a la belleza que no puedo dejar de destacar.
El dolor es quien protagoniza la última silla invisible del libro. Con el dolor a cuestas, titula  el poeta esta parte final. El dolor es el que nos hace conscientes de la vida. El dolor que nos hace más fuertes y comprometidos con el que sufre. Poeta comprometido con el débil, altavoz de los que no tienen voz para mostrar la injusticia. El dolor pequeño, anecdótico (si es que hay dolores pequeños) de un bolso robado y el dolor enorme por las guerras, por el África explotada y empujada a emigrar se muestran como igual cicatriz en la mirada y el alma del poeta. 

Pero hay voluntad reivindicativa y de rebelión y hay ánimo de esperanza. El dolor que se denuncia para crear conciencia. Se puede salvar el mundo escribiendo un poema, estoy convencido, si el poema es capaz de conmover e implicar al lector. 

La madurez poética de Juan Calderón está en este libro en su estructura pero también en su forma, en el empleo cuidadoso de la silva libre impar, ese ritmo musical de los versos impares: los heptasílabos, endecasílabos y alejandrinos… el uso acertado de las anáforas y las imágenes que nos van llevando como el agua querida del poeta, poema a poema, hasta esta mesa de sillas invisibles, dispuestas, donde el lector será bienvenido para que también pueda ser memoria y presente, esperanza y dolor y  también compromiso. 

Y contemplar, al fin, junto al poeta, la belleza: “…más arriba los robles, luego el cielo / y ese anhelo de alas / para sobrevolar tanta belleza”.
Toma pues, lector, la silla que te ofrece el poeta y comparte con él este nuevo libro.
Javier Díaz Gil
febrero de 2020

Como muestra de los poemas del libro, os dejo para que leáis y escuchéis en la excelente voz y fantástico recitado del autor éste, titulado "Carta a Don Vicente Aleixandre". 
Comprad el libro y disfrutad de estas "Sillas invisibles".

CARTA A DON VICENTE ALEIXANDRE

                                          Para el poeta Vicente Aleixandre 
                                          con mi admiración de siempre.

Aunque nunca el destino nos reuniese,
le mando esta misiva
que no precisa sello ni distrito.
La pongo en el buzón del pensamiento
esta noche inundada por miedos, que es posible, 

tuviese usted también
antes de su partida.

Suyas, se me han contado muchas cosas,
otras las intuí
mientras gozaba sus poemas,
por eso estoy seguro de que me ha de entender 

y darme las respuestas que preciso.

Me asalta con frecuencia
el miedo de perderme tras lo oscuro 

de ese desván terrible del silencio,
ese lugar en donde mueren
de frío los amores,
por no haberse atrevido nuestras voces 

a pronunciar sus nombres.

De quedarme dormido tengo miedo 
cuando llegue mi escena culminante, 
de silenciar al hombre más amado
y hacerlo prisionero en mis adentros,
y que esa quemazón se me haga herida abierta, 

que camine hacia atrás y sea invisible
a las cuencas de mármol de los que me rodean.


Espero que algún día
me remita en un sueño sus respuestas, 

y me diga
si en ese lado no es preciso
esconder sentimientos,
si es posible lucir en la solapa
ese nombre prohibido,
y un retrato de amor en la cartera.


Dígame si es feliz en esa orilla.
Por usted, don Vicente, y tantos otros, 

anhelo
una contestación afirmativa.




CARTA A DON VICENTE ALEIXANDRE
Texto y voz: Juan Calderón Matador

Edición del vídeo: Juan Bautista Raña

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