lunes, 14 de febrero de 2011

Gladys Casco Bouchet, in memoriam

Gladys Casco Bouchet
(Resisten
cia Chaco, Argentina 1936 - Madrid 2011)


La poeta argentina Gladys Casco, afincada en Getafe (Madrid - España) desde 1990 acaba de fallecer. Poeta grande y amiga personal, de la que tanto he aprendido.
Ha muerto Gladys y desaparece una parte de mí.

El pasado 10 de enero de 2011, hace apenas un mes, fallecía a la edad de 75 años en Getafe.
Pequeña de estatura y grande de sentimiento y pasión, la vida no le fue fácil. Estaba aquejada de una enfermedad degenerativa, artritis reumatoide, que la mantuvo postrada en la cama sus últimos años. Gladys convivió con su enfermedad toda su vida.

Huyó de dura crisis económica argentina de 1990 y se trasladó a España con sus hijos y su marido Germán, que fallecería en España, hace algunos años también.

Es la vida de Gladys un ejemplo de superación y su poesía una obra a la que regresar siempre, de la que alimentar el espíritu y seguir aprendiendo.

En Getafe formó parte activa en la vida literaria de la ciudad, organizando actividades, participando en múltiples lecturas, asistiendo al nacimiento del Centro de Poesía José Hierro.

Getafe supo agradecerle su pasión por la Poesía y puso su nombre en 1998 al Teatro del Centro Cívico Juan de la Cierva.

En la revista Vivimos Getafe, en el número 10, de enero 2011 aparece una reseña de su fallecimiento.
Gladys Casco publicó cinco poemarios y una novela. La primera parte de su obra publicada en Argentina.

Los legados de su residencia en Argentina son Los laberintos del silencio (1977), Signos y señales (1982) y En el territorio de la piedra y el sueño (1984), condecorado con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de Escritores.

Ya en España, sale a la luz en 1996 el poemario Hasta El fin del viento, un homenaje a la poeta Alejandra Pizarnik. Su única obra narrativa, Los espejos del mundo, recibió el Premio de Narrativa Ciudad Alcalá de Henares en 1996. Nostálgico retorno cierra el ciclo poético de la escritora argentina, trasladándonos a sus primeros coqueteos con la poesía y se publicó en 2006.

Elpidio Castañeras, profesor del Taller de Dicción, Expresividad Oral y Arte Recitativo en el Centro de Poesía José Hierro, que conoció bien a Gladys ha dicho de ella tras su muerte:

LA FRÁGIL GLADYS
(tomado del Blog Creación poética)

Era como una pieza de porcelana. Frágil. Sumamente delicada. Dolía verla y saber de su dolor al tiempo que te sonreía incluso con la mirada. Y más dolía saber que creía en un Dios bueno pese a que con ella no tuvo consideración. Sufría una enfermedad degenerativa de los huesos "artritis reumatoide", pero su caso era un caso "especial", de los que se estudian -ella incluso alardeaba un poquito de esto-. Era muy argentina y pronunciaba muy claramente la "ye" para dejar constancia de su procedencia. Era pausada. No tenía prisa en decir y siempre prefería escuchar. Era un encanto de personita y uso este diminutivo porque ella era diminuta, como una niña aplicada, siempre estaba aprendiendo y asistía a los talleres como una alumna más. No fue premiada. No será una poeta muy conocida. No alcanzará la fama, la trascendencia de otros poetas y por supuesto que NO SERÁ JUSTO. No será justo ESTO TAMPOCO con ella, porque TODO HA SIDO INJUSTO EN SU VIDA. Dios -si existe- no ha tenido compasión con este ser tan sencillo, tan bueno, tan bello llamado GLADYS CASCO BOUCHET.

Elpidio Castiñeiras



Con motivo de la aparición de su último poemario, "Nostálgico retorno", Gladys concedió esta entrevista que os transcribo a continuación en la que nos contaba en 2006 su razón poética y vital. Merece la pena su lectura. Tomo la entrevista que hizo Agustín Carbajo y publicó en el Getablog:

Pregunta: El pasado miércoles 17 de mayo presentó su último libro de poesía, Nostálgico retorno, ¿qué sentimientos plasma en él?
Respuesta: Este libro recoge mis primeras rimas, las de mi adolescencia. Suponen un primer paso para entender la poesía y comprender los códigos que lleva implícitos.

P: La sala del Centro Cívico Juan de la Cierva en que tuvo lugar la presentación de su libro lleva su nombre, ¿cómo surgió la iniciativa de este homenaje?
R: Fue todo un “complot” y una sorpresa para mí. El taller de escritura Gastalápiz y la Delegación de Cultura del Ayuntamiento fueron los responsables. Me pidieron mis primeros poemas y mis fotos para la colaboración en la obra de otro poeta, y al final me publicaron un libro que, además, presentaron en una nueva sala con mi nombre.

P: ¿Desde qué edad escribe?
R: Desde los nueve años aproximadamente. Mi vida y la escritura han estado condicionadas por mi enfermedad y, sólo desde que pude levantarme de la cama y mi madre me enseñó a escribir, comencé a componer mis primeros versos.

P: Entre sus obras, ¿son más numerosas las narrativas o las poéticas?
R: Las de poesía. La narrativa me gusta, es la construcción en palabras del mundo exterior, pero con la poesía me encuentro a mí misma.

P: ¿Ha recibido algún premio o reconocimiento a su labor literaria?
R: Sí. Con Los espejos del mundo, mi única obra narrativa, gané un concurso literario en Alcalá de Henares que me permitió publicar la obra y tapar algunos agujerillos (risas). Con El territorio de la piedra y el sueño me distinguieron con la Faja de Honor de la Sociedad Argentina de escritores.

P:¿Se autodefiniría como una escritora?
R: A mí me encanta escribir pero no puedo ponerme el epíteto de escritora porque mi trayectoria literaria ha ido siempre a trompicones, como mi estado de salud.

P: ¿Ser escritor es sinónimo de llevar una vida bohemia?
R: (risas). No para, nada. Se puede escribir y llevar un orden de vida o vivir de una modo “trasnochado”. Conozco escritores de los dos tipos.

P: En todas sus referencias biográficas se hace alusión a su enfermedad. ¿Cuál es y cómo le afectó en su niñez?
R: A los seis años empecé a padecer el mal de still, en una época en la que esta dolencia no estaba catalogada clínicamente. Todo comenzó porque me dolían los pulgares y las piernas y cada día estaba más cansada. Dejé la danza clásica, ya no podía corretear y pasé postrada en la cama hasta los nueve años.

P: Su dolencia es una de las hoy llamadas “enfermedades raras”, ¿cuál ha sido su evolución?
R: El mal de still es una enfermedad degenerativa. La deformación de las articulaciones va en aumento sin que haya remedio alguno. Además, hay épocas en los que mi movilidad se ve anulada de cuello para abajo. No puedo vestirme, asearme y, tampoco, escribir.

P: Tiene un marido y tres hijos. ¿Cómo pudo organizar su vida dentro de los parámetros de la normalidad, a pesar de su dolencia?
R: La muerte de mi madre cuando yo tenía dieciocho años fue un punto de inflexión. Tuve que comenzar a valerme por mí misma, a pesar de que mi hermana y mi cuñado vinieron a vivir conmigo a Buenos Aires. Comencé a relacionarme con asociaciones de minusválidos. Allí me enseñaron a pedir ayuda y me pidieron matrimonio (risas).

P: Lleva dieciséis años residiendo en Getafe, ¿por qué abandonó su Argentina natal?
R: En 1990 Argentina se encontraba en una época de disloque. La inflación de los precios era de un 6000% y las cosas se estaban poniendo imposibles. A mi hijo le ofrecieron un trabajo en Getafe y mi marido no dudó en vender el taller de costura y trasladarnos aquí porque es hijo de emigrantes gallegos.

P: ¿En qué puerto están amarrados los mejores recuerdos de su vida?
R: En Buenos Aires y en mi adolescencia. En esa época comencé a relacionarme con un mundo que yo sólo conocía a través de los libros o de lo que me contaban mi hermana y mi madre.

P: ¿Qué es lo que más añora de su Argentina natal?
R: Muchísimas cosas, sólo he regresado una vez porque lo paso muy mal al recordar que dejé allí más de la mitad de mi vida. En cambio, lo peor de todo es no poder abrazar a mi hermana. He llamado muchas veces al Diario de Patricia para que me la traigan pero siempre comunica o no lo cogen (risas).

P: ¿Cuál diría que es, a día de hoy, su verdadero hogar?
R: Mi hogar es Getafe pero Argentina siempre será mi terruño, mis raíces. Aquí hemos encontrado numerosas manos amigas dispuestas a ayudar a dos ancianos minusválidos (risas).

P: ¿Cuáles son los lugares de Getafe que le resultan más entrañables?
R: El Cerro de los Ángeles y el Lago del Sector 3. Cuando mi marido y yo aun podíamos valernos pasábamos allí días enteros con los niños o leyendo.

P: ¿Cuáles son las cualidades que más admira en las personas?
R: Un interior noble, la sinceridad, la honestidad y la educación. Por eso me gusta mucho Jesús Quintero (risas). Yo ya lo escuchaba en la radio en Argentina y estoy pensando en contactar con él porque me encantaría que me realizara una entrevista.

P: ¿La escritura es un vicio o una virtud?
R: Un vicio que habla de virtudes y de otros vicios. Es una necesidad de expresarse, de comunicar cosas y de aprender.

P: Entonces hablaremos en breve de otro libro...
R: (Nos dedica unos versos): “Si fuéramos tan libres como pájaros volando sin temor a las alturas por los campos abiertos del espacio, descendiendo después a la espesura”.

Agustín Carbajo


No hay mejor manera de homenajear a un poeta que leyendo sus versos.
Quiero dejar aquí dos poemas de su libro "Hasta el fin del mundo" de 1996, en el que ella homenajeó a otra gran poeta argentina: Alejandra Pizarnik.
Estos dos poemas, que espero os acerquen a la memoria de Gladys y a su obra.

Descansa en paz, amiga.

SUDARIO

"pero cierra las puertas de tu rostro
para que no digan luego
que aquella mujer enamorada fuiste tú"
(A. Pizarnik)

"Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos"
(A. Pizarnik)


Como en la mesa el pan,
quería compartir la lluvia cotidiana,
el trasumante cuerpo de los vinos
y los silencios que habitan el poema.

Nos cercenó la furia
y hasta los altares devinieron yermos.

Fue inútil desgajar las rosas, ofrendarte el perfume.
Fue inútil desangrar atardeceres desvaídos,
penetrar las hogueras,
trepar la piel,
morirse.

Escaparon para siempre los broderíes de tus enaguas.

Lejos, en otro mundo,
me afané por reconstruir la postrer vestimenta.

Soy este nuevo pabellón de tierra
donde respira mi sudario.



SÓLO EL AIRE

" Y nada será tuyo salvo un
ir hacia donde no hay dónde".
(A. Pizarnik)

Otra vez la ciudad,
otra vez ese mortal pájaro de yeso,
sobrevolando
la soledad del cuarto.

Y nuestro mar se abisma hasta el olvido.

Ahora
sólo el aire nos viste.

2 comentarios:

Rocío Díaz Gómez dijo...

Qué pena Javier, no lo sabíamos ¿verdad? Me acuerdo del día que vino al taller de creación literaria de Ágata, que la fuimos a buscar a su casa, y luego la llevamos otra vez. Y que precioso lo dice Elpidio Castañeras... Un beso, Rocío

Javier Díaz Gil dijo...

Sí, Rocío, qué pena. Lo supe hace unos diez días y me lo confirmó hace poquito otro amigo común. La noticia en la revista de Getafe ha sido la que me ha impulsado a dejar aquí mi cariño y mi homenaje. Los que la conocimos, como tú y yo, la guardaremos siempre en nuestro recuerdo. Fue un ser excepcional.
Un beso Ro.