domingo, 28 de junio de 2009

El escítalo. Los mensajes cifrados en el s.V a.C.

Escítalo: los primeros mensajes cifrados. Esparta siglo V a.C.

Ahora nos parece tan normal enviar un mensaje y que se reciba a través de Internet en breves segundos al otro lado del mundo. O que queramos que esa información llegue codificada para que sólo la lea el destinatario y que sea tan sencillo hacerlo.

Pero ese afán por enviar mensajes y, sobre todo, que en tiempo de conflicto sólo lo pueda interpretar a quien se remite es algo que ha preocupado al Hombre desde siempre.

Comunicarse siempre ha sido vital, transmitir emociones en Literatura o mensajes de alerta en el terreno militar.

Me resultan curiosas las primeras técnicas que se utilizaron para trasnmitir mensajes. Recojo de la página La güeb de Joaquín la historia del escítalo espartano que data del siglo V a. C.

"...el primer aparato criptográfico militar de la Historia, el escítalo espartano, que se remonta al siglo V a.c. El escitalo es una vara de madera sobre la que se enrosca una tira de cuero o de pergamino, tal como se muestra en la Figura siguiente:

Cuando se desenrosca del escitalo (vara de madera) del emisor, la tira de cuero parece llevar una lista de letras al azar: S, T, S, F... Sólo al volver a enroscar la tira alrededor de otro escitalo con el diámetro correcto reaparecerá el mensaje.

El emisor escribe el mensaje a lo largo de la longitud del escitalo y luego desenrosca la tira, que ahora parece llevar una lista de letras sin sentido. El mensaje ha sido codificado. El mensajero llevaba la tira de cuero y, en un nuevo giro esteganográfico, a veces la llevaba de cinturón, con las letras ocultas en la parte interna. Para recuperar el mensaje, el receptor simplemente enrosca la tira de cuero en torno a un escitalo del mismo diámetro que el usado por el emisor. En el año 404 a.c. se presentó ante Lisandro de Esparta un mensajero, maltrecho y ensangrentado, uno de los cinco únicos supervivientes del arduo viaje desde Persia. El mensajero le dio su cinturón, y Lisandro lo enrolló en su escitalo, enterándose así de que Farnabazo de Persia planeaba atacarlo. Gracias al escitalo, Lisandro se preparó para afrontar ese ataque y lo repelió."

Conocer la Historia nos ayuda a conocernos a nosotros mismos.
Quien tenga curiosidad por conocer más sobre el origen de esta técnica, la Criptografía os recomiendo visitar la web que os indicaba, es de lo más didáctica.
Os copio de nuevo el enlace aquí:

http://personal.telefonica.terra.es/web/jms32/Cifra/CodSecretos/Cap01/Cap01.html

jueves, 25 de junio de 2009

Poesía y Naufragio (I): Pablo Neruda "La canción desesperada"


Poesía y Naufragio (I):
"La canción desesperada". Pablo Neruda



Con esta entrada pretendo abrir una serie nueva que recogerá poemas de naufragio. El naufragio es un tema antiguo, símbolo de la pérdida.

No puedo dejar de empezar esta serie si no es con Pablo Neruda (1904-1973). Su poema "La canción desesperada" de su libro Veinte poemas de amor y una canción desesperada (1924) es un gran ejemplo.
Poema lleno de imágenes tan visuales como ese "Abandonado como los muelles en el alba".

Aquí os dejo este primer poema de naufragios. Vendrán más.

LA CANCIÓN DESESPERADA

Emerge tu recuerdo de la noche en que estoy.
El río anuda al mar su lamento obstinado.

Abandonado como los muelles en el alba.
Es la hora de partir, oh abandonado!.

Sobre mi corazón llueven frías corolas.
Oh sentina de escombros, feroz cueva de náufragos!

En ti se acumularon las guerras y los vuelos.
De ti alzaron las alas los pájaros del canto.

Todo te lo tragaste, como la lejanía.
Como el mar, como el tiempo. Todo en ti fue naufragio!

En la infancia de niebla mi alma alada y herida.
Descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Era la alegre hora del asalto y el beso.
La hora del estupor que ardía como un faro.

Ansiedad de piloto, furia de buzo ciego,
turbia embriaguez de amor, todo en ti fue naufragio!

Te ceñiste al dolor, te agarraste al deseo.
Te tumbó la tristeza, todo en ti fue naufragio!

Hice retroceder la muralla de sombra,
anduve más allá del deseo y del acto.

Oh carne, carne mía, mujer que amé y perdí,
a ti esta hora húmeda, evoco y hago canto.

Como un vaso albergaste la infinita ternura,
y el infinito olvido te trizó como a un vaso.

Era la negra, negra soledad de las islas,
y allí, mujer de amor, me acogieron tus brazos.

Era la sed y el hambre, y tú fuiste la fruta.
Era el duelo y las ruinas, y tú fuiste el milagro.

Ah mujer, no sé como pudiste contenerme
en la tierra de tu alma, y en la cruz de tus brazos!

Mi deseo de ti fue el más terrible y corto,
el más revuelto y ebrio, el más tirante y ávido.
Cementerio de besos, aún hay fuego en tus tumbas,
aún los racimos arden picoteados de pájaros.

Oh la boca mordida, oh los besados miembros,
oh los hambrientos dientes, oh los cuerpos trenzados.

Oh la cópula loca de esperanza y esfuerzo
en que nos anudamos y nos desesperamos.

Y la ternura, leve como el agua y la harina.
Y la palabra apenas comenzada en los labios.

Ése fue mi destino y en él viajó mi anhelo,
y en él cayó mi anhelo, todo en ti fue naufragio!

Oh, sentina de escombros, en ti todo caía,
qué dolor no exprimiste, qué olas no te ahogaron!

De tumbo en tumbo aún llameaste y cantaste.
De pie como un marino en la proa de un barco.

Aún floreciste en cantos, aún rompiste en corrientes.
Oh sentina de escombros, pozo abierto y amago.

Pálido buzo ciego, desventurado hondero,
descubridor perdido, todo en ti fue naufragio!

Es la hora de partir, la dura y fría hora
que la noche sujeta a todo horario.

El cinturón ruidoso del mar ciñe la costa.
Surgen frías estrellas, emigran negros pájaros.

Abandonado como los muelles en el alba.
Sólo la sombra trémula se retuerce en mis manos.

Ah más allá de todo. Ah más allá de todo.

Es la hora de partir. Oh abandonado!

Y una cosa más, la versión que del poema hizo el cantante español Paco Ibáñez.
Disfrutadla.

viernes, 5 de junio de 2009

Fantasma 5. Un poema de Javier Díaz Gil


FANTASMA (V)

(De la serie de poemas "Fantasma")


Te asustarás
si ves un fantasma.

Pero preocúpate
si es
un ángel
lo que ves.



© Javier Díaz Gil
5 de junio de 2009

lunes, 1 de junio de 2009

Un poema de Javier Díaz Gil para empezar Junio 2009


LA VOZ DE LOS AHOGADOS

Las ventanas
que daban al mar
fueron condenadas.

"Nada que nos recuerde
lo que fuimos".
"Que no haya nada".

La lluvia del invierno
ha desencajado la madera
y roto los marcos y bisagras.

Por entre la cicatriz abierta
regresa como astilla
-inútil corazón-
la voz
de todos los ahogados.


© Javier Díaz Gil
Junio 2009