POEMA 20
Puede que fuera entonces
cuando leyera
que era tan largo el olvido.
Herido por un verso,
su voz profunda y lenta,
caído para siempre en la profundidad
del azul.
Entonces,
uno no sabe
que la mirada se torna sorpresa,
la algarabía, silencio,
que el tiempo inexorable
vuelve al polvo
los labios que fueron temblor.
Los de entonces
somos los mismos.
Hay sillas vacías
y corazones infinitos
guardando
ausencias.
Palabras que se estremecen
eternas
y son piel
y sangre.
Manos en mi memoria
que sigo
acariciando
en este
número veinte.
Javier Díaz Gil
13 de octubre de 2025


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