GATOS
A la sombra del zoco,
en la recepción del hotel,
en medio de la Plaza,
nos miran.
Nos dan permiso para compartir
con ellos la ciudad y las calles.
Pasan a nuestro lado
y el canela de su lomo,
el negro resplandor de su mirada,
son promesa de hogar.
No temen al ruido,
a la masa amenazante y al sonido
de las motos que atraviesan veloces
el laberinto de la Medina.
Pasan a nuestro lado
y nos permiten vivir ajenos.
Saben que el tiempo detenido
en este poema
no es verdad.
Nos miran partir.
Un último rayo de sol,
la percusión,
nos está convocando en el Jemaa.
Javier Díaz Gil
12/11/2025
(Marrakech)

