MADRE
De mi madre recibí el silencio,
el silencio frente al ruido
que distrae mis pasos,
el silencio en que me busco.
Recibí el tiempo que paciente
va cerrando las heridas.
Sabiendo que las heridas
no se cierran del todo.
De mi madre recibí la voz
y la mano ofrecida
y el compromiso de vivir
que acaso son seguro
lo mismo.
De mi madre recibí el amor
y la paciencia
y la palabra hogar
y el llanto a veces y la memoria.
Reconozco por ella
dónde está mi lugar
y quién a mi lado
me acompaña.
De mi madre aprendí
lo que no debo perder.
Y dónde hallar
el camino de regreso.
Javier Díaz Gil
26 de agosto de 2025
(A mi madre en su 90 cumpleaños)
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