miércoles, 11 de mayo de 2022

17/05/2022: Presentación de "Los tiempos que se acaban" de Isidro Sánchez Brun. Casa Castilla La Mancha (Madrid)

 



El próximo martes 17 de mayo presentaré el último poemario de Isidro Sánchez Brun, "Los tiempos que se acaban" (Ed. Lastura, Madrid 2019) en el ámbito de la Tertulia "Eduardo Alonso" de la Casa de Castilla La Mancha de Madrid que coordinan los poetas Manuel Cortijo y Juan Pedro Carrasco

¡Os esperamos a las 19.30 horas en la c/ Paz nº 4 de Madrid!




ISIDRO SÁNCHEZ BRUN

Nace en Navarra en 1945. Profesor de Latín y escritor de poesía, no desde niño pero sí desde su edad joven. Autor abundantemente galardonado, aparece citado y con obra en varias antologías poéticas y en numerosas revistas literarias. Tiene cinco libros publicados: De siempre la esperanza (Mataró, 1980), Ese cercano tacto tan distante (Madrid, 1984), Mujer de otoño en rojo(Madrid, 1990), Toda mi posesión del alba (Valencia, 1990) y Más de diecisiete (Madrid, 2010).  Tiene escritos también algunos cuentos que cosecharon premio. Es asiduo colaborador activo de varias asociaciones y tertulias. En Lastura ha publicado el poemario antológico Zaguán de paso, Semidioses por derribo, ¿De qué color la luz? y Los tiempos que se acaban. 


Poema 1


Nos dijo: Soy el ángel

que odia este trabajo; yo obedezco.

Un ángel, educado sí, pero nos expulsó.

Nos llevó a un nuevo sitio sin gestos de verdugo

y sin modificar el rictus de su imagen.

Amable, angelical y casi mudo,

nos donó otro jardín mas descuidado.

Era un lugar mortal, nos pareció,

en un sitio cercano y diferente.

Fue como descubrir de pronto que unos besos

nos buscasen

con un nuevo sabor por definir;

algo así como si todo hubiera sido el gran principio

de otra vida distinta.

Vacíos de memorias, solos completamente

y desnudos de huellas, iniciamos

allí un tiempo sin ángeles ni dioses.

Quizá ya todo fuera más sencillo.

Lo cierto fue que no nos castigó aquel ángel.

Lo noté por su llanto, muy a escondidas

incluso de su Dios.

Así me lo contaron, dicen. Y lo cuento.

Quizá a partir de entonces todo fue más sencillo

que su dificultad.



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