jueves, 1 de noviembre de 2012

Un poema de Javier Díaz Gil para empezar noviembre 2012




 
El bosque de Aokigahara

En el autobús, los suicidas
miran por la ventana
la silueta del dios Fuji, su perfil de nieve.

Nada queda de donde vienen,
salvo su vida.

"Piensa en tus hijos,
tus padres,
tus amigos.
Siempre habrá alguien
en quien confiar."

No quieren leer las palabras escritas
en la entrada del bosque de Aokigahara.

Bajo el abrigo de sus ramas
el monte Fuji desaparece.
Nadie entra 
más allá de los primeros metros
por respeto a las cuerpos
que descansan.

En una mochila cargan
la cuerda oculta, las pastillas, 
el vacío.

Si los miras de cerca
parecen turistas
pero llevan en sus ojos
el tacto de la arena
entre los dientes.

Pasarán semanas o meses
antes de encontrarles.

La nubes ascienden por la ladera.

En el autobús de regreso,
la sombra del Fuji
mira
los asientos vacíos.

© Javier Díaz Gil
25/10/2012
 

2 comentarios:

Rocío Díaz Gómez dijo...

Muy bien Maestro, muy requetebien. Me gusta mucho este poema japonés. Te ha salido muy bien. Alguien te ha dicho que por qué no haces un poemario de viajes... Piénsalo. No es ninguna tontería. Tienes material de sobra. Y seguro que quedaría bien bonito. Pero bien bonito. Con fotos de Piluca podría ser también. Y sería de los dos. O tuyo solo sin fotos. En cualquiera de los dos casos, estoy segura que sería bien chulo. Besooos, Rocío

Javier Díaz Gil dijo...

Gracias Rocío. Ha sido un viaje muy productivo poéticamente. No de cantidad, pero creo que sí de calidad. Habrá que pensarse el libro de Viajes que dice Aure, sería una buena idea. Nos vemos pronto.
Besos.