martes, 31 de diciembre de 2019

Un poema de Javier Díaz Gil para terminar 2019


TIEMPO

Fue de arena el tiempo
y cicatrices,
voces y rostros detenidos
           –temblor en el corazón–,

dulce el calor
           de los cuerpos abrazados.
Materia que nutre la memoria.

Pero sigue
–herida abierta–
respirando el verbo.
Y caminamos:
–mar deseado–
hacia las playas lejanas,
las Ítacas remotas.

Quedan las manos extendidas.

Sólo el que se rinde envejece.

© Javier Díaz Gil
(poema incluido y que cierra mi libro "El mapa de tus cicatrices" 
publicado en noviembre de 2019 en la editorial Lastura)


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jueves, 12 de diciembre de 2019

Tertulia Literaria Rascamán: Juan Calderón Matador, Alburquerque (Badajoz). España.1952 (2)


Juan Calderón Matador, Alburquerque (Badajoz). España.1952


De la Tertulia Rascamán que tengo la suerte de coordinar desde 2006 he ido publicando en mi blog intervenciones de autores que forman parte de la misma. El 4 de mayo de 2018 publiqué otra entrada con nuestro querido autor Juan Calderón recitando el poema "Zapateado con castañuelas".

Repite Juan en esta entrada de hoy pues el pasado miércoles, 11 de diciembre de 2019, nos leyó y cantó acompañado de Carlos Tejado "en la interpretación musical" un villancico de su producción, "A la ronda, ronda de la Navidad".

Podéis leer en el enlace de su entrada anterior su extensa reseña biobibliográfica. Es un artista polifacético.

Ahora disfrutad con este villancico (hay unos segundos en el vídeo que falló el sonido en la grabación durante el estribillo, disculpad). Os va a encantar.

Gracias, Juan Calderón, por aportar sabiduría y tanta alegría a nuestra Tertulia.


miércoles, 4 de diciembre de 2019

Texto de mi presentación de Carlos Doñamayor. Tertulia "Rafael Montesinos" (Madrid) 03/12/2019

(Javier Díaz Gil, Marisa Calvo y Carlos Doñamayor)
Carlos Doñamayor en la Tertulia "Rafael Montesinos"


Ayer se celebró en el ámbito de la Tertulia "Rafael Montesinos" de Madrid la lectura del poeta Carlos Doñamayor, al que tuve la fortuna de presentar compartiendo mesa junto a la Directora de la Tertulia, Marisa Calvo.

Fue una tarde hermosa de poesía.

Comparto con vosotros aquí el texto de mi presentación y al final de esta entrada encontraréis fotos y vídeos del acto.

Gracias a todos los amigos que compartisteis encuentro con nosotros y a Carlos Doñamayor y a la Tertulia Montesinos por contar conmigo para su presentación.


Presentación Carlos Doñamayor
Tertulia “Rafael Montesinos”
3 de diciembre de 2019. 20.00 horas


Cuando recuerdo el final de los míos
y desdibujo,
                     con aprendido oficio,

cómo el insaciable roer del deterioro
deshizo con secreta y artera eficacia
su mirada,
                  su mente,
                                   su cuerpo,

me pregunto,
con todo el dolor y todo el miedo,
¿qué humillaciones,
                                 vida,

para mí has reservado?

(de “Hasta que el tiempo vuelva”)

                ****

Cómo cantar,
cómo decir,
cómo hablar
                     en soledad,

en esta caravana de rituales de silencios

sembrados por la muerte.

(de “Cicatrices de silencio”)

El lector de poesía busca que el poeta le conmueva y le muestre, como en un espejo, lo que el propio lector ya estaba sintiendo antes de leer el poema. Estos dos poemas que he leído para empezar mi presentación pertenecen a Carlos Doñamayor y son buen ejemplo del pensamiento lírico y de la comunión que experimentamos con sus palabras.

Carlos Doñamayor, madrileño de 1952, es un poeta eminentemente reflexivo. Su faceta profesional, la medicina, sus años de formación y oficio, han influido de forma determinante en su poesía. Saben los que le conocen de su celo por separar la vida profesional de la poética. De ahí que sus tres primeros poemarios publicados entre 1994 y 2000 aparecieran bajo seudónimo. El amor y el existencialismo eran ya sus preocupaciones. Con su nombre y ya tardíamente, desde 2017, ha publicado en tres años sucesivos cuatro libros “El eco trascendido”, “Hasta que el tiempo vuelva”, “Cicatrices de silencio” y “Al trasluz del deseo”. Este último recoge poesía amorosa escrita a lo largo de los años. Pero los tres anteriores marcan su poética que yo llamaría transversal: la reflexión y el existencialismo.

Afirma Carlos Doñamayor que su vinculación con lo germano jalona su vida desde niño. Su formación en lo profesional e intelectual lo demuestran. De joven ya estaba leyendo a Novalis y a los demás autores del romanticismo alemán. El joven poeta encontró, como le ocurrió a Hölderlin, la necesidad de cantar el sentido trágico de la existencia y un deseo de reconocerse a través de la palabra en un mundo de angustia y dolor.

El dolor y la angustia que todos reconocemos en nuestra vida personal pero que Carlos Doñamayor vive de cerca también en el ejercicio diario de la medicina.
Como los románticos alemanes, Doñamayor siente que la realidad no satisface sus anhelos e ideales, lo que lo lleva a esa sensación de hondo desengaño y a la necesidad de rebelarse contra lo establecido. Recogerá de forma natural del Romanticismo valores como la introspección, la nostalgia y la melancolía.

Ese desengaño, ese extrañamiento lo demuestra ya en el primer poema con que abre su libro “Hasta que el tiempo vuelva”:

Estar aquí y ahora
causa extrañeza.

Extraño es  el mundo
que nos contiene.

Lo importante es soñar
y salmodiar la mañana.

Poeta nihilista en la creencia última de que la vida no tiene sentido.

No es la duda,

es la certeza de la nihilidad (…)

¿Qué hacer entonces? ¿A qué aferrarse? Doñamayor sitúa el amor y la palabra como espacios en los que refugiarse:

Sólo es eso,

amar la propia vida
y la de otro cuerpo efímero,

y deshacerse después,
como las hojas que se pudren cada otoño.

——

Escribir,
(…)
Hálito de voz
que alcanza la inmortalidad
cuando deja de ser tuya.

 ——

(…)
                                  escribirás…
para robarle la voz a la muerte.

La memoria para sobrevivir a la muerte:

(…)
penetré en el único acorde de la vida:

no me olvides,

                                  nunca.

Pero ese nihilismo, la parte racional tan poderosa, llega a poner en duda el sentido y la permanencia de la palabra:

El poema es sólo palabras.
(…)
No perdura:

                     muere con el tiempo.

Pero a pesar de todo, se aferra a ella porque encierra la única certeza de saberse vivo:

(…) palabra:
ella encierra
el confín del sueño y su misterio,
la esencia de la vida,
y la única certeza de saberme vivo.

Carlos Doñamayor reflexiona sobre la vida y la muerte, el tiempo y la palabra. Pero junto a esa mirada metafísica es en esencia también un poeta simbolista: la luz frente la noche, el frío y la niebla, la Luna y quizá el más importante de todos sus símbolos: el silencio.

 Dice Carlos Doñamayor que “Siempre he aceptado, desde una perspectiva filosófica enraizada en mí (…), que el silencio representa y constituye una forma de perfección (…). No hay nada que supere su inmensidad.”

En “Cicatrices de silencio” Doñamayor reflexiona sobre el silencio abstracto y el real, el que irrumpe inesperadamente en tu vida.

Lo metafísico y lo cotidiano se dan la mano de nuevo.

No hay silencio
que no salpique la vida
como un perverso expolio.

Y nos afirmará el poeta con rotundidad que la ocupación del silencio es permanente, la de la muerte, transitoria. Y con esta base reflexiona en una profunda gradación: el silencio como aprendizaje, el silencio-dolor, el silencio-muerte, el silencio-silencio.

en el silencio sólo hay silencio

 Y podríamos seguir desgranando su poética y hablar también del poeta creacionista, que inventa las palabras que necesita: malcicatriza, ahorma, anublar, bajovivir, entremuriendo… El que juega con el oxímoron: silencio resonando, brama el silencio, vacío lleno de presencias…
Sin dejar de nombrar el cuidado que pone en el ritmo del poema, en las imágenes, en la disposición visual de los versos.

Pero también, y quiero destacarlo, está el poeta que escribe directamente en alemán, prueba de ello, los magníficos poemas finales de Cicatrices de silencio. No me resisto a hacerle esta petición: que nos lea alguno de esos poemas en alemán.

Carlos Doñamayor es más que un poeta metafísico, un poeta herido de nihilismo. Carlos Doñamayor es un poeta reflexivo en el que reconocernos.

Demos ya la palabra al poeta y pongamos en práctica nosotros, asintiendo, lo que propone certeramente en uno de sus versos:

Callar es oír con la mirada.

Escuchemos a Carlos Doñamayor.

Javier Díaz Gil
1 de diciembre de 2019

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Os dejo a continuación algunos vídeos y fotos del encuentro (las fotos y vídeos son gentileza de Adoración Rosado y Piluca Martínez de Velasco, muchas gracias a las dos):

Un momento del principio de la lectura de mi presentación:


Y dos fragmentos de la lectura de poemas de Carlos Doñamayor:




Y algunas imágenes de la sesión:

Javier Díaz Gil, Marisa Calvo y Carlos Doñamayor

Joselyn Almeida, Acacia Domínguez Uceta, Aureliano Cañadas, Carlos Doñamayor,
José María Herranz, Lourdes y Javier Díaz Gil
José María Garrido, Joselyn Almeida, Aureliano Cañadas, Carlos Doñamayor,
José María Herranz, Lourdes y Javier Díaz Gil







domingo, 1 de diciembre de 2019

Un poema de Javier Díaz Gil para empezar diciembre 2019

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Mientras publico este poema para empezar diciembre de 2019, mi poemario "El mapa de tus cicatrices", editado por Lastura, está saliendo de imprenta.

Para empezar este mes comparto de nuevo un poema del libro, el primero de la sección "El francotirador", sección que lleva como inicio una cita de mi admirado y querido poeta Francisco Caro:



                           Cuchillo, sangre, toda

                           la poesía es crimen, busca la llaga.

                                                          Francisco Caro


EL FRANCOTIRADOR

I.

Tiene tu rostro.

El francotirador
sabe lo que hay en tu cabeza
y lo utiliza.
Se oculta sigiloso en un rincón de tu brazo,
en la esquina de tu cuello,
en el hueco oscuro de tu hombro.


El francotirador dispara con ojo certero 
evitando el corazón.

A veces,
parece bajar el arma y sube hasta la garganta. 

Con sus manos invisibles
aprieta el cuello para que no respires.


El francotirador sabe tu nombre.


© Javier Díaz Gil

(poema incluido en mi libro "El mapa de tus cicatrices" 

publicado en noviembre de 2019 en la editorial Lastura)