TIEMPO
Fue de arena el tiempo
y cicatrices,
voces y rostros detenidos
–temblor en el corazón–,
dulce el calor
de los cuerpos abrazados.
Materia que nutre la memoria.
Pero sigue
–herida abierta–
respirando el verbo.
Y caminamos:
–mar deseado–
hacia las playas lejanas,
las Ítacas remotas.
Quedan las manos extendidas.
Sólo el que se rinde envejece.
© Javier Díaz Gil
(poema incluido y que cierra mi libro "El mapa de tus cicatrices"
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