BARRO
Como una golondrina su nido
cubrió con barro los huecos
por donde entraba la luz.
Con hierba trabó el armazón oscuro
que fijó bajo el esternón,
en el espacio roto
donde
hubo latido.
En días luminosos pasea descuidado.
A
veces sonríe.
Pero teme los días de
horizontes grises,
los días de viento,
-en los que se esconde-,
los que amenazan
lluvia.
© Javier
Díaz Gil
25 de
julio de 2014
A veces son más inquietantes los días luminosos. Sugerente, como siempre, el texto.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Querido Amando, tienes razón, el exceso de luz también invita a ocultarse.
ResponderEliminarGracias siempre por tu fidelidad y tu compañía, por la lectura de mis poemas. Me alegra de que te gusten.
Un abrazo amigo y feliz verano.
Javier
Javier, he intentado escribir este comentario tres veces, igual te llega repetido igual no te llega nunca.
ResponderEliminarLo que te pretendía decir es que me encanta como vuelas, como anidas un poema y como trina el pájaro ante su propio temor.
Gracias por los versos en este mes ausente.
Un abrazo
Victoria
Querido Victoria, llegó tu comentario una vez. Te agradezco tu fidelidad siempre. Me alegra mucho tu lectura cómplice y que estos poemas, el de este mes con más motivo, anide cerca de ti otra vez.
ResponderEliminarAgosto es un mes de distancia y de necesario descanso. Un beso grande, amiga.