LA MARCA DE CAÍN
¿Qué has hecho? ¡Escucha!
¡La sangre de tu hermano
clama a mí desde la tierra!
(Génesis, 4:10)
Cómo reconocer al
condenado.
El obligado a vagar
eternamente
sobre la tierra.
Lleva sobre la frente
la marca
de la ignominia, el
fruto negado,
la tierra estéril.
Ahora sé que el mal existe.
El hermano maldito
derramando la sangre
del hermano.
El dolor
no significa
nada.
Guárdame, Señor, del
olvido.
Permíteme
prolongar
la memoria.
Si no he de saber reconocerlo,
deja, Señor, que desentierre
quién fue la víctima,
quién el verdugo.
© Javier Díaz Gil
26 de junio de 2014
Buen verano, Javier. Buena poesía.
ResponderEliminarQuerido Paco, muchas gracias. Buen verano también para ti pleno de Poesía. Un abrazo.
ResponderEliminarMuy buen poema. Seguro que no conoces el mío sobre el mismo tema. Ya tiene unos cuantos años pero me sigue gustando.
ResponderEliminarORACIÓN DE CAÍN
Gracias, odio; gracias, resentimiento;
gracias, envidia:
os debo cuanto soy.
Lo peor de nosotros mantiene el mundo en marcha
y la ira es un don: estamos vivos.
De quien demonios sean las sonrisas,
derrochadas igual que mercancía barata,
yo nunca me he ocupado.
Gracias por no dejarme ser inconstante y dulce
mientras levanta el mundo su obra minuciosa de dolor
y nos hacemos daño unos a otros
amándonos a ciegas,
con torpes manotazos.
Yo soy esa pregunta del insomnio
y su horrible respuesta.
Bésanos en la boca, muchedumbre, y esfúmate,
que estamos siempre solos y no somos felices.
Gracias, angustia; gracias, amargura,
por la memoria y la razón de ser:
no quiero que me quieran al precio de mi vida.
Gracias, señor, por mostrarme el camino.
Gracias, Padre,
por dejar a tu hijo ser Caín.
José Luis,
ResponderEliminargran poema el tuyo, no lo conocía y me gusta mucho. Me identifico con él y me parece curioso cómo hemos coincidido en esa invocación final los dos al señor.
Muchas gracias, José Luis, por visitar mi blog y leer mi poema y por tu comentario y tu poema. Un abrazo muy fuerte amigo poeta.
Javier
fantástico maestro...y limpio como siempre
ResponderEliminarMuchas gracias querida Paloma. Un beso!
ResponderEliminarPosiblemente, todos fueron (somos) víctimas. Y todos ansiamos ser verdugos, esa es nuestra marca.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Querido Amando,
ResponderEliminarQuizá los poetas utilicemos la poesía para buscar la justicia. ¿Es nuestra forma de ser verdugos?
¿Qué, en la vida,nos lleva a ser verdugos o a ser víctimas?
Un abrazo Amando, y otra pregunta ¿es la poesía la marca cainita que compartimnos los poetas?