Evaristo Cadenas, Javier Díaz Gil, Joselyn Michelle Almeida y Antonio Benicio Huerga (editor) (Las imágenes que ilustran esta entrada son cortesía de Sami, Antonio Benicio Huerga y Roberto) |
PRESENTACIÓN “LOS EJES DEL ASTRO”.
JOSELYN MICHELLE ALMEIDA
Buenas tardes.
Gracias a la Tertulia poética de Retiro, coordinada por Evaristo Cadenas y Antonio Colino, por acoger la presentación de este segundo poemario, “Los ejes del astro”, de Joselyn Michelle Almeida. Gracias, también a Joselyn por pensar en mí para presentar su libro.
Joselyn Michelle Almeida, es una poeta panamericana de sur y norte, con la herencia de tres países de América: Uruguay (padre) Estados Unidos (madre) y Puerto Rico (donde la nacieron). Obtuvo un doble grado en estudios clásicos y filología inglesa en Tufts University y más tarde un doctorado en Filosofía y Letras enfocado en literatura anglohispánica en Boston College. Es autora de los poemarios “Los ejes del astro” y “Condiciones para el vuelo” (Libros del Mississippi, 2024, 2019), y traductora de “Cosas que tal vez halles ocultas en mi oído: poemas desde Gaza” del poeta palestino Mosab Abu Toha (Ed. del Oriente y del Mediterráneo 2024), además de estudios y ensayos de crítica literaria.
Conozco a Joselyn desde hace algo más de diez años, cuando llegó al café Ruiz, donde entonces celebrábamos la Tertulia Rascamán que coordino, acompañada por el poeta José León Cano.
Diez años en los que he podido seguir la trayectoria literaria y vital de Joselyn. En los que he podido constatar su conocimiento del mundo clásico y su siempre acertada mirada sobre la Literatura. Donde he podido constatar también su compromiso con los más desfavorecidos, su lucha plasmada en su propia creación poética y su actitud personal contra todo tipo de injusticias.
La poesía es parte importante de nuestra vida y nos representa. Por eso esta actitud vital de Joselyn Michelle Almeida está también, como digo, en sus poemas. Si ya eran evidentes en su poemario anterior, “Condiciones para el vuelo”, su defensa de la Naturaleza o la denuncia de las injusticias, en “Los ejes del astro” que hoy presentamos se hace más patente junto con nuevas líneas temáticas.
En palabras de la autora, el título del libro responde a la necesidad de mirar a las estrellas, (el cielo como símbolo también en el libro de lo permanente, de la belleza, de la serenidad) para poder entender la gesta de la humanidad en el planeta.
El lector encontrará que esos ejes del astro son los ejes temáticos del libro: la justicia y el amor.
Así, dirá en el poema “Las distancias del amor”
Ni conociendo la velocidad de la luz
calculamos a qué distancia está la justicia,
cuán lejos estamos del amor.
El interés por lo clásico, la mitología y la Literatura que tanto ha estudiado y sigue estudiando, están presentes a lo largo de estos poemas, junto a una mirada personal desde la que interpretar el mundo desde el amor y, a veces, el desamor y el desarraigo.
Dividido en cuatro partes: Caos, Lamentaciones, Resurgimiento y Filia, “Los ejes del astro” es un camino al que nos invita a transitar la autora a los lectores para reconocer en las dos primeras partes el presente de caos y destrucción y el llanto por las pérdidas para en las dos últimas partes alumbrar la esperanza con la necesidad del resurgimiento y el triunfo, al modo clásico, del amor y la belleza.
Es este libro, como es en general la poesía de Joselyn Michelle Almeida, una poesía con muchos niveles de lectura. Podríamos quedarnos en la delicadeza del ritmo, su sonoridad y su lirismo y su poesía nos conmovería. Pero Joselyn, poeta sabia, nos invita a entrar en otros niveles de lectura con la utilización precisa del vocabulario y la invención, a veces, de neologismos, con las referencias clásicas y mitológicas y la intertextualidad reflejada en las citas de versos de autores como Cortázar o Byron, por citar alguno de sus maestros, y nos conmoverá aún más emocional e intelectualmente.
Permitidme sin alargarme, entrar en el detalle de algunos aspectos de cada apartado.
Empieza la sección “Caos” y el libro con un poema dedicado a “Ifigenia”, cuyo nombre en griego significa “mujer fuerte”. No es baladí empezar el libro con un poema dedicado a una mujer fuerte. La mitología ya desde el inicio. La diosa Artemisa detuvo los barcos de Agamenón en su viaje a Troya. Para dejarles proseguir pidió el sacrificio de su hija Ifigenia. La poeta toma la voz de Ifigenia. El sacrificio no asegura futuros. Y nos interpela ya a los lectores:
para no sentir solos
el tiempo del naufragio
que sentimos al nacer.
El sacrificio es en “Hallazgo”, el siguiente poema, una crónica de un suicidio por culpa del maltrato: Recurrió al lenguaje líquido de los peces… Ningún hombre jamás la violará allí. Fantástico epifonema para cerrar el poema.
La mirada personal presente en el tercer poema “Memoria de la resurrección”, donde habla del padre, de su éxodo uruguayo o en “Walking around two”, en clara alusión al poema de Neruda casi homónimo, donde ella, ante los dioses que no responden al dolor y al desamor, “se cansa de ser mujer”.
El desamor y la ausencia son parte de este caos: Tengo que asumir ese amor por perdido… Soy más mía al crecer tu ausencia.
Y del dolor de lo íntimo a las injusticias universales: La guerra y la violencia de Israel contra Palestina en su “Postal de Navidad para la Tierra”: con aplanadoras y maquinaria de acero, / destruyen la casa. Y también la llamada a la conciencia ecológica, ante la destrucción del planeta: la tierra / es una obra lenta de siglos que se acaba.
Cierra el “Caos” la “Oda anaeróbica”, lo que puede vivir sin oxígeno. El amor nos salva: Nos salva la cópula / anóxica de los loricíferos.
La cópula de los peces abisales, adonde no llega la luz.
Y unos versos finales simbolistas, que es recuerdo de la imagen serena de la fuente machadiana:
vayamos al jardín
donde salta el júbilo
aquella fuente insospechada,
la grácil equivocación del extravío.
“Lamentaciones” es la segunda parte. De nuevo abre la sección con una referencia mitológica, Aracne. Y el uso de un lenguaje conceptista a la manera barroca para nombrar las cosas: “la diosa del búho” para llamar a Atenea. El uso de la mitología para hablarnos de la violencia de género, la violación de Filomela.
Ojalá y como las arañas
tuviera dos corazones-
uno solo no basta
ante las historias mudas.
Mujeres en esta parte que huyen, víctimas de la guerra y la violencia. La tortura en las dictaduras, la guerra… Joselyn Michelle Almeida nos interpela:
¿Qué sabes de la guerra?
¿Qué sabes? What do you know?
Este uso de la pregunta en inglés, lanzándola a toda la Humanidad. Y la reivindicación de los que sufrieron cárcel, injusticia, muerte: Ghandi, Mandela, Lorca…
Y la paz
¿en manos de quién está?
nos dirá más adelante.
Sabe la poeta que Las puertas que no se abren condenan. Lo dice en el poema “Grito gamma contra el Adonis atomizado”. Un poema que es una llamada contra la destrucción de la belleza, la fertilidad, la renovación permanente, lo que simboliza Adonis.
Cierra esta parte un hermosísimo poema dedicado al poeta Carlos Doñamayor sobre el silencio: “La palabra sacrificada”.
escuchemos cuidadosamente cada sollozo
nos reclama Joselyn.
Tras el caos y las lamentaciones, la tercera parte, “Resurgimiento”, trae una cita de Lord Byron. Queda patente aquí la unión del corazón, la consciencia y la voz de la Humanidad para resurgir.
Ya su primer poema “The spanish Armada”, desde la mitología y la Historia, nos conmina a que es posible resurgir después del naufragio.
Hay esperanza ahora en el amor, por ejemplo. Vivir aquí y ahora ante la conciencia de que todo desaparecerá:
No busquemos futuros
más allá de esta noche.
(…)
Alcanzaremos el alba
porque no hemos muerto.
Dirá en otro poema:
En el remolino extasiado
de las hojas muertas
se siente el gozo de estar
un instante más
para el azul.
Hay esperanza en la búsqueda de la libertad:
la libertad todavía es un sueño
(…)
tal vez ya sea hora de levantarse.
Y nos glosa en esa loa a la libertad a figuras como Harriet Tubman (antiesclavista y luego sufragista). La libertad como concepto abstracto, pero también de carne y hueso.
Junto a la libertad, el amor. No somos concebibles sino en el amor.
El amor que nos salvó en el confinamiento.
Cierra esta parte con la interpelación a todos nosotros de nuevo en el poema “Superposición”. En toda nuestra historia de la Humanidad, desde las cuevas hasta hoy, seguimos preguntándonos quiénes somos.
La última parte, “Filia”, se abre con el poema que da título al libro. Los ejes del astro, que como avancé antes, son los ejes de este libro: la palabra, la justicia y el amor.
La necesidad de consciencia de la cita de Byron, nos la reclama la poeta en estos versos:
Se requiere que el cuerpo
y la mente armonicen…
(…)
la vuelta a casa
sin tener que morir o matar.
En esta parte final están las certezas, además del amor, la reivindicación de las cosas sencillas:
…un parque de árboles frondosos,
caminar descalzos en la hierba,
nadar desnudos al atardecer.
Están los amores perdidos que nos llevaron al deseo y al júbilo y que no hay que maldecir.
Las certezas y también la esperanza. Ya los poemas que cierran la sección y el libro hablan de futuro y de deseo: de un futuro sin injusticias, para alcanzar desde la noche de la que vinimos la luz y el amor y cerrar el libro con un deseo de celebración:
porque como tú, he ido muy lejos para volver
(…)
Cantaremos ahora la plenitud de la tierra.
No quiero acabar mi presentación sin apuntar algunos símbolos en la poética de Joselyn Michelle Almeida:
- la niña, que aparece en varios poemas y es símbolo de la inocencia
- las hormigas, que me recuerdan al Buñuel de “Un perro andaluz”, poblándolo todo, sobreponiéndose a los paisajes inertes.
- El sol, la luna, los astros como imagen de lo que permanece, de la idea platónica también de la Belleza. Representada también en el “azul” que cita a menudo.
En estos diez años, desde que conozco a Joselyn, he aprendido y sigo aprendiendo a su lado. Agradezco al destino su compañía. Agradezco aquella llegada al café Ruiz y a mi vida.
Poeta y ser humano imprescindible que nos emociona e implica desde la poesía y con su actitud vital. Ahora escuchemos en su voz este magnífico “Los ejes del astro”.
Javier Díaz Gil
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