jueves, 19 de mayo de 2022

Texto de mi presentación: 17/05/2022: Presentación de "Los tiempos que se acaban" de Isidro Sánchez Brun. Casa Castilla La Mancha (Madrid)

Juan Pedro Carrasco, Isidro Sánchez Brun, Javier Díaz Gil
y Elena Gonzalez leyendo un poema
(Foto, gentileza de Elena González)



(Foto, gentileza de
Elena González)
El martes 17 de mayo de 2022 tuve la oportunidad de presentar en la Casa de Castilla La Mancha de Madrid el último libro publicado, "Los tiempos que se acaban", del poeta Isidro Sánchez Brun, dentro del ámbito de la Tertulia "Eduardo Alonso" que coordinan los poetas Manuel Cortijo y Juan Pedro Carrasco.

Agradezco a Isidro a su invitación para acompañarñe en este acto y a Juan Pedro y Manuel por acogernos en su Tertulia.

Os dejo a continuación el texto de mi presentación. 




Presentación Isidro Sánchez Brun

Los tiempos que se acaban

Tertulia “Eduardo Alonso”

martes, 17 de marzo de 2020. 19.30 horas






Escribir desde la serenidad y la emoción, desde la reflexión, reinterpretando el mundo, creándolo de nuevo y hacernos partícipes de ello, conmoviéndonos. Esa es la labor del poeta. Isidro Sánchez Brun lo demuestra en este poemario que hoy presentamos. “Los tiempos que se acaban”. Un libro que es anuncio de tres futuros poemarios más pues a este título lleva como subtitulo Libro I de la Tetralogía Adanidad.


Isidro Sánchez Brun reside en Alcorcón pero nació en Arguedas (Navarra) en 1945. Ha sido profesor de Latín, lo que explica probablemente su mirada sutil sobre las palabras, mirada que aplica en sus poemas de lo que pondré ejemplos más adelante.


Su trayectoria como poeta es larga y consolidada. Ha dirigido durante muchos años la Agrupación Hispana de Escritores, así como sus revistas literarias ALISMA y AUTORES-LECTORES.

Forma parte de la Asociación Española de Escritores y Artistas  (AEAE).

Figura en las antologías de la Agrupación Hispana de Escritores. y de Verbo Azul.


Ha obtenido numerosos premios literarios, de entre los que se destacan: Círculo Mercantil de Málaga, Ciudad de Mataró, Club de Arte de Madrid, Villa de Lodosa, Justas Literarias de Reinosa, Universidad Popular de Alcorcón, Ciudad de Alcorcón, Centro Cultural de los Ejércitos, Cafetín Croché, Guadiana…


Tiene 9 Libros editados


De siempre la esperanza (Mataró)

Ese cercano tacto tan distante (Madrid)

Mujer de otoño en rojo (Madrid)

Esta es mi posesión del alba (Valencia)

Más de diecisiete (Madrid)


Los cuatro últimos, publicados por Lastura:


Zaguán de paso (Ocaña-Toledo) 2014

Semidioses por derribo (Ocaña-Toledo) 2017

¿De qué color la luz? (Ocaña-Toledo) 2018

Los tiempos que se acaban (Ocaña- Toledo) 2019


Isidro Sánchez Brun es colaborador habitual en numerosas revistas literarias y recitales poéticos.


Hablaba al principio de mi presentación del término adanidad que en seguida relaciono con la definición de la RAE de adanismo: 


“Hábito de comenzar una actividad cualquiera como si nadie la hubiera ejercitado anteriormente.”


y encuentro en Internet algunas referencias que me llaman la atención y que relaciono  también con el espíritu de este libro. Una de ellas, una cita del Papa Benedicto XVI: “Sólo quien tiene los pies bien plantados en la tierra, quien reconoce su adanidad (Adán es decir el terroso, según el Génesis), puede volar alto, hasta el cielo.”


O esta otra idea que encuentro: “adanidad o humanidad imperfecta, caída, que debe redimirse por la cruz”. La adanidad como sinónimo de descendientes de Adán, la humanidad toda pero marcada por el pecado original, por la desobediencia que nos expulsó del Paraíso.


Este comenzar de cero, este espíritu de construcción está en los poemas de “Los tiempos que se acaban”. 


Así, este nuevo libro de Sánchez Brun que se divide en tres partes: el Principio, Todo el lugar y Las lunas sobre el lino, comienza con ese “El Principio” y con la voz del propio Adán en un tono casi coloquial contándonos la aparición del ángel y la expulsión del Edén. Isidro construye así, desde la mirada del primer Hombre, un Génesis apócrifo, la creación del mundo en la voz de Adán.


Pero esta voz de Adán es también la voz del propio poeta, que es parte de esa adanidad/humanidad. La voz del poeta que habla, recordemos el título de este libro, haciendo balance en estos ya “tiempos que se acaban”.


Un ángel que llora mientras son expulsado del Paraíso. Un Adán que es consciente de su condición de desnudez y soledad y que sabe que ahora son dueños de su destino, dueños “de este rincón de asombros y sorpresas”.


De aquella desobediencia vino la necesidad de descubrir el mundo, de descubrirnos. “La sangre que arde y vive debajo de esta frágil piel desnuda de los cuerpos”.


Un mundo en el que la noche es el refugio donde “la luz de nuestros días siempre es ciega”. Un mundo en el que hemos aprendido a vivir entre aciertos y errores.


Isidro Sánchez Brun reflexiona, junto a nosotros, si aquel error cometido, aquella desobediencia no fue sino un acierto. “Pudo ser mejor cambiar el paraíso por esta libertad”.


“Vivir es el feliz proceso de nuestra libertad” afirma en uno de los poemas.


Lo bueno/lo malo, la luz/la oscuridad, la libertad/el sometimiento, Morir/Vivir, Dios y el Hombre. El discurso del poeta reflexiona en torno a los conceptos que se oponen. La tesis y la antítesis en un juego de dialéctica poética.


Y manejando como una línea de fondo a lo largo del libro un elemento que me interesa muchísimo, la espera de un segundo ángel que nos expulse de este segundo paraíso, el  que nosotros nos hemos construido en libertad.


Es en las dos partes siguientes del libro “Todo el lugar” y “Las lunas sobre el lino” donde Isidro Sánchez Brun nos traslada del Génesis adánico al tiempo actual, a los tiempos que se acaban, a la conciencia de la mortalidad. Es aquí donde la voz del poeta se impone.


Quizá para identificar la temporalidad de estos dos partes, estos poemas sí tienen título.


Se imponen en un nuevo juego de oxímoron, la duda y la certeza, como expresa en el poema “Tal vez” o “No sé”: “Hoy todo esto puede ser únicamente / nuestro trozo de una historia real”.


Frente a la duda, la certeza:


“Cuando llegue a su fin la realidad

me sabrás atrapado en us recuerdos”


Y está la noche como final de jornada y ciclo vital, la noche con sus sombras que nos protege. Y la memoria, como testimonio de vida.


Y están los símbolos de la Naturaleza, como en el poema “La lluvia”. La voz del poeta desde un presente de paraguas, Adán y Eva cobijados, sabiendo que “sus gotas saben muy bien quiénes somos”.


Hay otra idea añadida en estos poemas de tiempo final, la esperanza. Así, dice en el poema “Estamos”: “De nuevo convertidos en barro, / para otra creación, / por si Dios repitiera”. O en el poema “Si estas noches”: “¿Tú crees de verdad que él ha abandonado?”


El juego de palabras que decía al principio de mi presentación en los poemas, la sutileza del lenguaje en Isidro Sánchez Brun. Dice en el poema “Todo”

“pero el lugar sigue aún muy lejos, dicen.

Y también muy distante”


Son significados parecidos lejos y distante, pero distante también tiene el matiz de poco amistoso.


O en “Aquí”, que comienza con el verso:

“Aquí lugar y sitio se confunden”


Ambos marcan un espacio, pero sitio es un espacio que se ocupa.


Lo sutil, la duda, las certezas, de nuevo.

Es necesario leer a Isidro con calma para disfrutarlo.


Llegamos a la tercera parte “Las lunas sobre el lino”, una aliteración fantástica, por cierto.  La noche, la luna, la flor azul y blanca del lino, la Naturaleza.


En este marco transcurren los poemas, en su mayoría, son los poemas de amor del libro. Porque este libro habla del amor, del tiempo, de la libertad.


“Tardamos mucho en encontrar los besos”, dice en el primer poema de esta parte.


Son poemas a Eva. Con versos como


“Salvas mi desnudez con tu calor”


“Nada ha cambiado en mí salvo la forma

que tiene tu figura en los dibujos

que trazo lentamente debajo del camino de mis dedos”

(Al anochecer)


El ángel que les expulsó del paraíso, como dije, es tema recurrente y hay una espera de su regreso, un deseo de explicación, un temor de una nueva expulsión. Hay dos poemas vertebradores de esta idea que me encantan y van seguidos en el libro y que espero lea Isidro hoy, “Los silencios”: “Larga es su soledad, como una infancia”, dice en uno de sus versos. Y “Todos los frutos”: “De barro y agua y luz son también nuestras sombras”, comienza.


Es en esta última parte donde aparece el poema que da título al libro. Isidro suscribiría la afirmación de “Somos el tiempo que nos queda” que dijera Caballero Bonald. Nos pertenece sólo los tiempos que se acaban.


Isidro Sánchez Brun sabe, como saben los poetas, que escribir, reinterpretar el mundo, contarlo, puede detener el tiempo. Y es su misión también conjuntar belleza y pensamiento.


Cierro con dos citas más, de los últimos poemas, lo que Isidro quiere dejar en nuestra memoria.


“Soñar es lo que existe cuando no quedan sueños”


“Siempre estamos pisando las flores más hermosas.

Y seguimos,

muy nómadas los dos,

pero avanzamos

hechos los dueños únicos de nuestra propia muerte”


Escuchemos ya al poeta y reinventemos el mundo junto a él. Disfrutemos de su palabra a la espera de esos nuevos títulos de la tetralogía.


Javier Díaz Gil

28 de marzo de 2022


Por si os apetece escuchar mi presentación y el acto completo, os dejo aquí también el vídeo que ha subido a Youtube la Casa de Castilla La Mancha con el evento.

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