CICATRIZ
El hacha que hiende,
el fuego, la tormenta
que arrastró la sed
y el barro acumulado
del invierno.
Desnudos nacimos del agua,
la playa tiñó nuestra piel
y el aire pobló
nuestros pulmones.
Descalzo atravesaste
la arena más ardiente
y resurgiste.
Del tronco cercenado la joven hoja
asoma.
Atrás quedan las horas peores.
No olvides tu herida, la sangre derramada,
lo que ahora somos:
las ausencias.
Ama
tu
cicatriz.
El signo inevitable de la vida.
Javier Díaz Gil
2 de marzo de 2020
Amar la cicatriz, Javier, es reconciliarse con el pasado. Bien para asumirlo, bien para superarlo. Es preciso saber desde donde nos levantamos para poder trazar un vuelo que nos acerque hacia,
ResponderEliminarQuerido Paco, saber de dónde venimos, el origen de la herida. La joven rama florecerá. Cuidaos mucho, querido amigo. Gracias por leerme y acompañarme siempre.
ResponderEliminarUn abrazo enorme
Javier