María Eugenia López, poeta; Javier Díaz Gil y Lidia López Miguel, editora |
Presentación de "El mapa de tus cicatrices". Biblioteca "María Moliner" Villaverde Alto (Madrid). 27 de enero de 2020.
El pasado 27 de enero de 2020 celebramos la primera de las presentaciones de mi nuevo libro, "El mapa de tus cicatrices" (Ed. Lastura, Madrid, 2020) en la Biblioteca Pública "María Moliner" de Villaverde Alto (Madrid) con la presentación de la poeta María Eugenia López y las palabras previas de Lidia López Miguel, mi editora.
Quiero dejaros aquí una breve crónica de lo que sucedió. Tras la bienvenida de la Biblioteca y las palabras preliminares de Lidia López Miguel, escuchamos la magnífica presentación de la poeta María Eugenia López. Os la transcribo a continuación. Es una delicia:
Presentación de El mapa
de tus cicatrices, de Javier Díaz Gil
Yo veía diariamente a muchos que se deleitaban mirando mapas,
pero por falta de experiencia en geografía desconocían de qué manera habían
sido trazadas las líneas, o qué significaban estas, o incluso el verdadero uso
de los mapas.
Thomas Blundeville, A Brief
Description of Universal Mappes and Cardes and Their Use, Londres, 1589
Cuando usted nació parecía estar casi terminado. Faltaba ajustar
cosas, cambiar los dientes, soldar, rellenar. Sobre todo, faltaba personalizar
este cuerpo que nos viene más o menos genérico. Y no hablo de sus tatuajes y aros.
Lo que traemos de fábrica precisa los contornos de la cosa: este es usted, con
su hígado, su ojo, su color de piel. Las cicatrices, en cambio, fijan la
posición en el mapa.
Aunque parezca al revés, las cicatrices son públicas, los mapas
privados –al menos los que me interesan en
este momento, que son los de los exploradores–. Porque esa sutura es la
exposición de un recorrido que se hizo. Se trata de navegación, derivas,
puertos. Como la baba de caracol, pura diacronía en un solo cuadro. El andar marca
al sujeto que es usted, rasguña, y el espacio dejado por la herida es tapado
por la costura con nuevo manto, con manto que tiende al olvido aunque no lo
logre. Recuerde usted a los ornitólogos que intentaban borrar las huellas del
disparo, y sin embargo qué diferente lucía el ave luego de la taxidermia. Y no
me refiero a los grotescos gestos de imitación de la naturaleza sino a ese ser
que a partir de un determinado momento es al menos dos seres: el que fue más el
que lo puso donde está ahora. Porque todos sabemos que ese pájaro que vemos
dice un poco del pájaro y un poco del embalsamador.
La cicatriz, entonces, es un documento de
identidad. Así la utiliza Homero con Odiseo, así las cinco llagas de Cristo, y
así se usan, por ejemplo, en la Europa del siglo XIV, cuando estas señas se
convierten en paradigma legal de identificación. Los médicos las llamaban signa
rememorativa, huellas en la piel que conservaban la memoria de lo vivido.
Las cicatrices, entonces, se podían leer.
Si la cicatriz es la reparación, la cubierta,
el mapa, al desplegar sus dobleces y pliegues, es el desgarro: abre lo velado,
lo expone. Y es privado porque sus trazos se ejecutan en lo doméstico y para
uno mismo. Funciona para ubicarse, para no quedarse inmóvil y en silencio, para
enterrar el dolor.
Con la
topografía, esa técnica de describir y delinear con detalle constante,
normalizado, uniforme, usted representa los elementos que existen en una
superficie. Pero para demarcar el plano, para calcular las cosas, tiene que
pararse a cierta distancia, ver el cuadro, utilizar unidades de medida y
símbolos. Eso quiere decir que primero está usted, que mide, y luego lo medido.
Usted mide y luego existe el territorio.
Después
de ese gesto de inclinar la espalda hacia atrás viene el de volcarse hacia
adelante. Un mapa es una relación y no puede existir independientemente de ella.
Solo tiene sentido cuando hay un sujeto y un universo susceptible de ser
investido con sentido. Y en esa investidura hay una posesión. Un mapa implica
cierto grado de propiedad. Pero ¿qué pasa cuando se trata del mapa de las
cicatrices?
Un mapa
de cicatrices es eso que está “entre”. Porque es en realidad el espejo de las
propias marcas y ligazón de los fragmentos. Recuerde al pájaro preservado para
siempre en un arreglo: era él mismo más otro.
Un mapa
de cicatrices es: las sombras escondidas en tu cama, las palabras que se
apilan, los naufragios del papel, lo que no debió suceder jamás, las ventanas,
la mordedura de sal en la memoria, los pies heridos de caminar a oscuras, los
marcos y bisagras quebrados, las huellas de lo robado, un puzle incompleto, los
huecos por donde entraba la luz, tus fantasmas, los lugares en los que fui
feliz, la renuncia, la poesía como forma de resistencia.
Si “todo
signo es una relación de remisión”, está en lugar de otra cosa, y el mapa
señala las cicatrices que ha dejado una vida, pero en esas marcas está el que
las dibuja también, entonces, este es usted que, creyendo leer un plano sobre
las cicatrices de otra persona, está de pronto ante un espejo y tendrá primero
que mirarse a usted mismo y elegir dónde pararse. Así, el libro termina
hablando del propio lector como esta presentación habla más de mi lectura del
libro que del libro. Esta lectura es la cicatriz que el libro dejó en mí.
Ustedes deben buscarse las suyas. “El rasguño necesario”.
Parte de esa presentación está recogida en este vídeo:
María Eugenia López
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Gracias, María Eugenia. Después de su presentación comenzó mi turno y hablé del libro, de la portada, de los textos que preceden a los poemas del libro: las palabras preliminares de Raquel Lanseros y el fantástico prólogo de Lola Andrés. Dos poetas que me acompañan en el poemario y a las que agradezco infinitamente su lectura atenta y sus palabras.
Algunos de los poemas que leí se recogieron en vídeo y los comparto con vosotros en el orden en el que aparecen en el libro.
- Soneto inicial: "Hablaste de amor..."
- La serie de tres poemas: "Ventanas"
- El poema: "Una pieza del puzzle"
- El poema: "Como pez lúbrico"
- El poema: "Trampa"
- El poema: "(sin título)"
- El poema: "Mis amigos"
- El poema: "Escribe"
- El poema: "Los héroes"
Tras la lectura llegó momento para el diálogo con los asistentes y para la firma del libro.
Gracias a todos los que me acompañasteis en este día, amigos, familia, lectores. Fue una tarde inolvidable y emotiva.
Testimonio de vuestra presencia y buena compañía son algunas imágenes que os dejo a continuación.
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