La poesía nos salva
de los cementerios de elefantes
y los avisperos.
Alguien me lo advirtió.
Pero lo olvidé pronto
porque no es posible que un verso,
tenga tanto poder.
La poesía te ayuda a atravesar las lagunas
más profundas y a esconderte
de los días de sol tan blancos
que hacen sangrar a los recuerdos.
Tampoco lo creí
después.
Pero ahora los cementerios de elefantes
acechan y el sol es tan blanco
que sólo las avispas sobreviven
al prodigio de la luz…
Y sólo me queda este poema.
Javier Díaz Gil
19 de enero de 2018
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