18.
Es en tu piel secreta
–la que se
esconde
bajo tu blusa–
donde quiero
morir.
En una gota de
sudor
me encarnaré
–tras los
primeros estertores–.
Resbalaré
–como la punta
de una lengua
golosa–
desde tu nuca.
Barreré tu
hombro y tu cuello,
transitaré,
–puente de
luz–,
por el inicio
vertiginoso de tu pecho,
la oscuridad de tus pezones,
el salto mortal de tu vientre.
Serán
mis diez dedos
agua
atravesando
tu cuerpo.
La sal,
una sombra en
tu blusa:
Silencio.
© Javier Díaz Gil
(Del próximo libro "La palabra y la carne")
Querido Javier,
ResponderEliminargracias por despertar así todos nuestros sentidos. Que junio te lleve a todos los puertos deseantes.
Un abrazo
Querida Victoria, muchas gracias a ti por tu lectura y tu compañía. Parafraseando a Cernuda, deberíamos decir "Donde habite el deseo".
ResponderEliminarUn beso, amiga
Javier