Reconocer el camino del agua.
Saber de su sonido,
del aire que acoge la sombra.
Caminar en dirección al valle
al descenso,
al encuentro de las últimas olas.
2.
Sólo la fuerza del magma,
la roca fundida,
la Naturaleza brotando del cráter.
Y este agua cayendo entre las rocas.
3.
La luz es el reflejo del agua atravesándome.
Cruzando mi rostro y mi mirada.
4.
Seguir caminando
sabiendo que el agua
fluye aún en nosotros.
Javier Díaz Gil
Madeira, (Levada do Alecrim), 2 de marzo de 2015
Y seguir escribiendo mientras caminamos...
ResponderEliminarGracias por tus poemas, Javier.
Un abrazo
Iñaki
Seguir escribiendo y seguir escribiendo para compartirlo. Un abrazo amigo, Gracias por tu compañía y tus palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier
Siempre he creído que los que escribimos llevamos un manantial dentro, y cada día, nos brota un poco más......sus torrentes y sus gotas, se visten, eternamente, de palabras.
ResponderEliminarUn abrazo
Cinta
Gracias Cinta. El agua convirtiéndose en palabras. Las palabras en agua. Gracias por tu comentario tan certero. Un beso
EliminarJavier
Siempre la misma intensidad interior iluminando tus poemas. Un gozo.
ResponderEliminarMuchas gracias Paco por tus palabras. Muchas gracias por leerme. Un abrazo, maestro.
ResponderEliminarJavier
Eres capaz de conseguir que, más que fluir en nosotros, ese agua fluya de nosotros. De ti, al menos.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Amando, muchas gracias.
ResponderEliminarTú conoces ese ritmo del agua, el fluir también, como un prestidigitador conviertes el poema en río.
Un abrazo admirado poeta
Javier