Quizá se haga de noche
de repente.
El sol cayendo como plomo
Detrás de esta montaña.
Todo se transforma en siluetas
Y es mi sombra la que dibuja mi rostro.
¿Cómo será el desierto, la arena roja?
¿Dónde se ocultará el sol?
Quizá todo ocurre de repente.
Y sea necesario apurar la vida.
Apurar la luz.
Apurarla.
Javier Díaz Gil
Windohek (Namibia) 18 de septiembre de 2014
Quizá siga todo transformándose en siluetas en esa esquina del viento y entonces la luz apurará tu palabra, tu rastro, tu recuerdo, y tu presencia.
ResponderEliminarEl sol seguirá ocultándose en Windhoek, la noche cayendo, pero nunca será la misma.
Un abrazo
Victoria
Querida Victoria, es esa certeza de que nunca será la misma por lo que es necesario apurarla. Apurar el instante. Apurar la luz, y la ausencia de la luz también, la ausencia de luz que define nuestra verdadera silueta.
ResponderEliminarApurarla.
Y compartirla.
Un beso grande, amiga
Javier
Es posible. Pero sería peor si todo ocurriese despacio, nos daría tiempo a descubrir nuestra propia sombra.
ResponderEliminarAbrazos, siempre
Querido Amando.
ResponderEliminarLa lentitud lleva implícita esa sensación de parálisis veces. Como si nada estuviera ocurriendo, pero sin embargo sucede. Que el tiempo parece detenerse pero no es cierto. Amigo Amando, me gusta tu mirada de poeta, poliédrica, la mirada del que encuentra otros universos en un poema, en un paisaje. Gracias amigo, que nuestras sombras nos sean propicias.
Un abrazo