BARRO
Como una golondrina su nido
cubrió con barro los huecos
por donde entraba la luz.
Con hierba trabó el armazón oscuro
que fijó bajo el esternón,
en el espacio roto
donde
hubo latido.
En días luminosos pasea descuidado.
A
veces sonríe.
Pero teme los días de
horizontes grises,
los días de viento,
-en los que se esconde-,
los que amenazan
lluvia.
© Javier
Díaz Gil
25 de
julio de 2014