LA MARCA DE CAÍN
¿Qué has hecho? ¡Escucha!
¡La sangre de tu hermano
clama a mí desde la tierra!
(Génesis, 4:10)
Cómo reconocer al
condenado.
El obligado a vagar
eternamente
sobre la tierra.
Lleva sobre la frente
la marca
de la ignominia, el
fruto negado,
la tierra estéril.
Ahora sé que el mal existe.
El hermano maldito
derramando la sangre
del hermano.
El dolor
no significa
nada.
Guárdame, Señor, del
olvido.
Permíteme
prolongar
la memoria.
Si no he de saber reconocerlo,
deja, Señor, que desentierre
quién fue la víctima,
quién el verdugo.
© Javier Díaz Gil
26 de junio de 2014