(Foto EL PAIS)
PESCA
Arroja sobre mí tu red,
la transparencia de la trampa,
el fulgor del esfuerzo de tus manos y tu boca.
A este lado apenas queda
mi sed saciada
y un puñado de sombras.
Atrapa mi silencio,
el reflejo del agua en mis rodillas
y este barro que anuncia la noche.
Soy presa fácil ya
-nada temas-.
Cuando mires mis ojos asustados
-un último deseo-
sé valiente y generoso:
no me devuelvas al agua.
© Javier Díaz Gil
30 de agosto de 2011
Pues que me ha gustado un montón!! qué sugerente, y cuánto se presta a una doble lectura. Muy bien, y que chula la foto. Un beso, Rocío
ResponderEliminarGracias Rocío, por tu temprana lectura. Me alegro de que te guste. Es que la foto es fantástica y sugerente. ¿verdad?
ResponderEliminarUn beso
A mi también me ha gustado un montón, es que plasmas la fotografía que tienes razón, e fantástica y sugerente, pero es como si te hubieras metido e ella y de la red salieran las palabras.
ResponderEliminarBS. Carmen.
Enhorabuena, Javier, un poema excelente, triste pero hermoso, que sugiere también la contradicción del amor.
ResponderEliminarMe ha parecido muy original y con mucha fuerza la última estrofa.
ResponderEliminarY es verdad: perfecto poema para la foto, preciosa.
Espero que hayas pasado buen verano.
Un abrazo
Gracias por vuestros comentarios. Me alegro de que os haya gustado el poema. La foto es sugerente y el poema no deja de ser un espejo de lo que nos mueve y nos conmueve.
ResponderEliminarUn abrazo
Javier