TU ROSTRO
No veo tu rostro.
Y no sé si fueron las sombras
-el recuerdo de tu piel-
o quizá una lágrima
-no el sudor-
lo que resbaló por tu pecho.
La luz del día
diluyó mi silueta para siempre.
Tus dedos aún tiemblan
entre mis dedos.
Si pudiera ver tu rostro
-lo sabes-
me reconocería.
© Javier Díaz Gil
22 de agosto de 2010
Reconocerse en el rostro "del otro" es una forma sutil, "sin amenazas" para uno mismo. Bicos de cores.
ResponderEliminarGracias Maribel. Reconocernos en los demás. Somos también los demás. Lo que nos rodea, los que nos rodean nos construyen.
ResponderEliminarBicos Maribel
Javier