El haber participado en los últimos años en Festivales de Poesía internacionales, en Sao Paulo (Brasil) o en Santiago de Chile me ha dado la oportunidad de conocer a algunos de ellos personalmente y de conocer y de reconocerme en sus poemas.
El mundo es más pequeño y el contacto con la Poesía escrita en portugués por ejemplo se nos hace más íntimo y cercano.
Del vecino país hermano de Portugal es el poeta de quien os quiero hablar: Luis Serguilha Serguilha
Luis Serguilha nació en Vila Nova de Famalicão, Portugal. Cursó estudios de Educación Física y ha participado en competiciones deportivas. Es coordinador de una Academia de Motricidad-Humana. Poeta y ensayista, entre sus obras destacan: O périplo do cacho (1998), O outro (1999), Lorosa´e Boca de Sândalo (2001), O externo tatuado da visão (2002), O murmúrio livre do pássaro (2003), Embarcações (2004), A singradura do capinador (2005), Hangares do Vendaval (2007), As processionárias (2008), Roberto Piva e Francisco dos Santos: na sacralidade do deserto, na autofagia idiomática-pictórica, no êxtase místico e na violenta condição humana (2008), KORSO9 (2010) estos últimos en ediciones brasileñas.
Su libro en prosa Entre nós, del año 2000, recibió el Premio de Literatura Poeta Júlio Brandão. Ha participado en varios encuentros internacionales de literatura y publicados sus textos en diversas revistas literarias en Brasil, España y en Portugal, además sus trabajos han sido traducidos a la lengua española, inglesa, francesa, italiana, alemana y al catalán.
Actualmente es el responsable de la edición de una colección de poesía contemporánea brasileña para la Editorial portuguesa Cosmorama.
De la poesía de Luis Serguilha, ha dicho el antólogo João Rasteiro lo siguiente:
Luis Serguilha expulsa de sus textos las asociaciones lógicas y la lógica aristotélico-cartesiana, cultivando “los nexos descabellados y las incongruencias sintácticas y semánticas”. Es una escritura que se oculta en un denso bosque de signos y que obliga al lector perdido a encontrar el camino de los significados, teniendo para eso que seleccionar y combinar las palabras a través de su sentido personal, de forma a encontrar un camino en el laberinto. La búsqueda de la vida y la muerte. La interminable búsqueda de la palabra que tortura y alimenta.
Así, la poesía de Serguilha es un torrente de imágenes, surrealistas a veces, barrocas otras, textos en los que el lector debe participar y forma parte de ellos.
Largos poemas en prosa o en ocasiones, en versículos que juegan con los espacios y los tamaños de la letra para intensificar su significado. Un poeta experimental que no os defraudará.
Acabo dejando aquí dos de sus textos. El primero traducido al castellano por el poeta valenciano Joan Navarro, titulado Canario de mar, publicado en la revista colombiana de poesía Arquitrave en su número 44, de agosto de 2009.
El segundo texto, lo publico en su idioma original, en portugués, Hangar 4, pues merece la pena que disfrutéis de su poesía tal como Luis Serguilhas la escribió.
Dejaos llevar por las imágenes y los sonidos, acudid a vuestro lado más sensorial para leer a este poeta portugués, Luis Serguilha.
Canario de mar
El alcohol de las fábulas hace palpitar el glande del navío donde las posesiones tejen el regreso de las ballenas coleccionadas por las válvulas mitológicas del horizonte.
Aquí las redes de los cerezos mecánicos expulsan las insostenibles sombras-alambiques que se burlan del fuego inspirador de las góndolas.
Furtivamente los pájaros embriagados se resguardan en las parejas somníferas de los pomares donde todas las equivalencias de las olas se destilan como las escuadras sazonadas de los pulmones que deslizan nuestros proyectos asimétricos de las crisálidas solares.
Los dedales de los astros devastan las trampas garabateadas en los higos rudimentarios de las meditaciones para exaltar el secreto de las raíces silbadoras entre las lajas aturdidoras del aluvión cinematográfico y las mandíbulas frenéticas respiran el cálculo tumefacto de la impetuosidad conducida centralmente por las fisonomías acuáticas de las guitarras.
Los ovillos persistentes de las aguas estrechan el riguroso invierno inmaculado de los locos relojes porque la explosión de la claridad asaeteaba sosegadamente los panales-bailarines de la memoria.
El músico está solemnemente encorvado en la indefinible epopeya ondeando en una inmersión distinta como un ser etéreo en la genealogía inquebrantable de un pueblo y sobre una quilla encrespada peina la suntuosidad del espacio sonoro con el sudor nómada de la púrpura melancolía que alinea la muralla reveladora de la conciencia con los regazos testamentarios de la esencia incendiaria.
El nenúfar arrebatador del patrimonio es la generalización excéntrica de un laberinto cadencioso en la transferencia objeto de milagro de las composiciones que injertan las secuencias melódicas de los espectros como si el alma fuese un tigre de esferas lucífugas y dulces los ecos jazzísticos del caballero noble ofrecen los pórticos constelados de las mariposas entre las crines preciosas de las atmósferas pulmonares.
Aquí los intersticios desatollados de las herencias persiguen los sueños rutilantes de la sangre que sucumben felicísimos en las invenciones químicas de la rebelde maestría.
Es en esta cuna incomparable de movimientos que las señales de las gaviotas descortinan la insubordinación de la música pura.
Las baladas de la transmutación engullen ardientemente las cuerdas transversales del poema donde los acantilados periféricos del corazón misionario balancean sobre los bandos accidentales del Tajo.
Las guitarras intermitentes de las aguas lanzan los telares luminiscentes en el tropel innumerable de las pulsaciones que atraviesan las biografías infusas de las catedrales que imaginan el escondrijo convulso de las azucenas en la invocación quirúrgica del relámpago.
El mantenimiento de los astros se sobresalta en los cepillos guturales de los alpendres porque las resonancias de los peces fotográficos llevan al Infante do Mondego hasta los astrolabios guerreros de los pájaros donde los cántaros de las transparencias desabrochan las estacas enjugadas de los mensajeros que remueven los paladares hendidos de los exilios.
El lirismo de los fósiles es conquistado en la inestabilidad de las gargantas del firmamento donde la reconstitución marítima es un recorrido de vórtices por los zodíacos de las poblaciones que no se descomponen.
Estos gestos perpetuos en la explosión del silencio cañonean los crepúsculos contemporáneos de las transitorias arterias como un grito de posibilidades sincopadas esparciendo el expolio unívoco de las alucinaciones.
Los maquillajes leoninos de las orquestas son abrochados en la circuncisión del paladar de los naufragios de los descubrimientos tempestuosos de las estrofas de las civilizaciones.
Los signos victoriosos de los cafés se entrechocan llenos de equilibrios indescriptibles para redoblar la vulnerabilidad ática de la geografía humana sobre los azulejos rayados de las aduanas y los árboles imprevistos del corazón son trepadoras polinizadas embutiendo las inmolaciones azules en las arcadas ignoradas del diluvio.
Las llamas clásicas de las arpas se acrecientan en los flecheros protectores de los ríos en la hibernación remolinante de las escarpas en los adobamientos bebedores de las teclas solares en balancín fragmentario de las especies de la seda y las antinomias de los talleres atlánticos se perfilan regularmente en el guardador efímero das metamorfosis circulares abotonadas precisamente por los olores imprecisos de los temporales cerámicos.
Los fuegos organizadores del verbo construyen la individualidad de los recuerdos de las trepadoras sobre el alimento sibilante de las primaveras septentrionales.
Las flores desmedidas de los innombrables cometas se asemejan al tendido bifurcado de las poleas anatómicas que concilian los maratones lunares de las luces autoritarias donde el cuervo que palpa las hemisféricas papayas ornamenta las transposiciones de los párpados perseguidos por los dédalos moleculares de los veneradores de ninfas.
Los cazadores de espejos enmarcan la arqueología de la locomoción en el desasosiego de las ánforas póstumas de los aluviones y en la celda eremita y rebelde del guitarrista donde el telar mutante del océano restaura la verdadera morada de los amantes.
Traducción de João Navarro
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HANGAR 4
A latitude viajante do fôlego impacienta luminosamente
as recamaduras da gelosia pubiana este diamante de respirações babilónicas exibe-se
sobre o alcance da invenção do dia e extrai todos os decoradores excitados no relevo infringível da orquídea
para quadrangular a longevidade das aberturas
da águia-estância-cinematográfica onde os teoremas dos pêssegos começam a esquadrinhar
a alucinação do penhasco- xadrez -corporal e tudo se desfolha na turbulência das cíclica rugas
dos venenos aperfeiçoados maliciosamente
nos tabuleiros esfuziantes das ladras de luzes
(esta fímbria de triunfos aguacentos a inventar as conexões do corredor de fogo escrito
sobre a permuta das gravadoras de insectos
os cercos abismais das águas a pulsarem no fundo das hospedarias dos felinos)
O zodíaco das âncoras-animais isola-se mais resistente na hegemonia
do cotovelo terrestre e as esquinas hiperbóreas dos ourives desfraldam o empoçamento
dos aplausos dos galgos para desagregarem os voos das uvas passadoras
que identificam os mostruários mortíferos das penínsulas citadinas
As alianças bífidas dos répteis incandescem as escarpas
das camisas das metrópoles
como bandos intraduzíveis a tossirem nos encaixotamentos geológicos
para apaziguarem as plumas das heranças das formigas caçadoras de biografias enclausuradas
(os espelhos esverdeados surpreendem a confidência dos fogos de artifício nas minerações do corpo
uma margem de uísques escritura as amplificações dos tipógrafos no adestramento das borboletas que se abrem nas mangas vulcânicas das citações das casas)
Os pássaros esplendorosos dos arquivos interagem com as infiltrações estridentes dos minúsculos transportes
invocando a gravitação medicinal dos olhares e as reentrâncias dos telégrafos repousam na rua
concêntrica dos pilotos nocturnos
aqui o encadeamento dos estúdios do grito impulsiona
o abandono da cornucópia teórica nos dentes da canoa solar e os pomares congeniais das devastações mitológicas retrocedem
sobre as circunferências avançadas das lunações
Os cometas atam as delinquentes aves dos batimentos meteorológicos
no instinto estancado dos penhascos
estes mármores de desobediências policromas liquefazem-se no funambulismo da visão
estes anéis centrífugos dos aviadores coroando a portada-harpista do silêncio com outros maquinismos dos cânticos com outros ferrolhos da cloroformização marítima
A perseguição imaginária da raiz estala na compensação do brio-circulatório dos ninhos
onde transparece as cavalgadas das projecções das buscas tresmalhadas
Os chifres da sarça definitiva do verão são dissolvidos
pelos estratagemas do caudal excêntrico que impulsiona a lei inerte nos
encaixes–maconhas dos olhares
aqui um réptil talhador de folhas alonga-se como um incêndio rítmico no câmbio da água
para confundir o pressentimento das provisões dos piscos-ferreiros
entre os semicírculos dinamitados dos eléctricos
onde o corpo do horário inaudível esvoaça nas gargantas desencontradas da cidade envidraçada
e tudo se desintegra nos untuosos estopadores dos bordéis financeiros
onde nascem as DUBLAGENS do suicídio das torres subterrâneas e os apeadeiros das carroças dos bichos ciclónicos
vergam a espadelada das cabeças contagiosas da sombra
(são os ofícios minúsculos das importações das fogueiras a recuperarem os contornos sibilíticos das varandas dos metropolitanos
são as pulsações dos mercadores de areias descoradas
pelo sangue da lentidão das árvores artificiais onde os arados-morféticos dos chulos empantanam de moelas segadoras os peixes-martelo das fossas cambistas )
As bétulas sifilíticas são estropeadas
pelas matracas da gradaria solar
e os pecíolos roucos das framboesas dinamizam as cinzas da claridade
como um rastilho discreto da rotação dos fiadores nocturnos a incendiarem as bibliotecas dos animatógrafos
as pérolas dos produtos químicos das praças
são triangulares e fanáticas na contraluz dos bolores dos poços atómicos
onde pousa um sol de cor-tremulante ( formigueiros-sibilantes) com o cheiro do rapto das válvulas do fosforescente estorvo
Ardósia exilada eternizando as paredes incestuosas das universidades para escorregar nas confidências inalteráveis das sementes das ratazanas
O encontro das barbatanas das legiões está descalço num porto injectado de redes sanguíneas e as trompas fantasmagóricas das ruas estrondeiam repetidamente
sobre as amoras iluminadas das ventanias fugindo ao sono alanceado dos estranguladores citadinos
e a grafonola hipotecada do combóio do arquipélago alinha-se soberanamente
aos atiradores dos peixes-morcegos prolongando as foices incertas das cavidades do louco murmúrio
como uma luta de ondas jugulares na mesma queda na mesma fraseologia amarelada do suor (talvez as poeiras dos ponteiros entranhados das flautistas a formarem centralmente
um morro embocaduras no sal-hipnótico para decifrar a disposição da abstinência dos guarda-sóis)
é o odor dos chochos perpendiculares à unha solar
é a partilha tumular do fôlego do fruto a descortinar o lóbulo ensopado do chamamento das espaldas dos insectos
Os sobrolhos inumeráveis das lendas emprenham
as madrugadas dos soldados fabris com o cansaço das estrelas
onde os cofres-relâmpagos das asas engolem
as náuseas das dilacerantes velas
AQUI as borboletas esgotadas esboçam os meridianos dos mausoléus crepusculares imitando as balanças oblíquas do verão
que abocanha timidamente os assombrosos juncos
Os esquadros ESPASMÓDICOS das locomotivas
amontoam cinematograficamente
as cápsulas extemporâneas das lunações
entre os anzóis galácticos mergulhados nas voltagens incessantes das indígenas laranjas
onde as bandarilhas nocturnas emparedam continuamente
uma corrente de artérias com os pólos-ateliers do tórax solar
não afastem AS GRAFITES dos ventrículos dos cenógrafos porque os dedos dos caçadores de ideogramas descoroam a mancha do cios polifónicos e as pautas inconstantes dos açudes pacificam as manobras solares dos bíceps da fecundação ( barreira bombardeada pelos cronómetros da eflorescência )
não digam arena de faróis no refinadura bifronte do comboio impaciente porque os hóspedes das fuselagens gramaticais abotoam as saudações das gôndolas às serpentes talhadoras de anuários
não digam orquestra nocturna na gaze ferradora de passaportes celestiais porque
as panteras-diamantistas dependuram-se nas bocas autenticadas das manadeiras
não digam luz-vara na tradição dos gemidos dos canários porque as campânulas das historiógrafas contrabandeiam gramofones vegetais
entre as ONOMATOPEIAS das navalhas encantadoras de orvalhos
Carai, Javier, realmente es poesía para leer y pensar cada verso, cada frase, llena de imágenes barrocas.
ResponderEliminarDe dónde sacas tanta información, hay que ver lo que te mueves.
He estado un poco desconectada pero te agradezco la sugerencia a uno de los poemas, aunque no me veía inspirada para actuar y corregirlo.
Intento recargar pilas este verano.
Un abrazo