jueves, 16 de julio de 2009

Poesía y Naufragio (II): Miguel Hernández "El rayo que no cesa"

Poesía y Naufragio (II):
Miguel Hernández "El rayo que no cesa"


Quiero continuar esta serie de Poesía y Naufragio que inicié con Pablo Neruda con un poeta imprescindible: Miguel Hernández (1910-1942).

Un hombre cuya poesía telúrica e intensa se escribe con referencias de tierra y paisaje. Pero en este poema que he elegido, el poeta acude a la imagen del naufragio para hablar del dolor y acude a la tabla del amor para salvarse.

De su segundo libro, El rayo que no cesa (1936), un libro que habla del dolor, del desamor y de la muerte recojo el soneto número 10. Un soneto redondo, con imágenes tan rotundas como esa "noche oscura de sartenes/redondas, pobres, tristes y morenas"




De "El rayo que no cesa" (1936).

Soneto nº 10.





Tengo estos huesos hechos a las penas
y a las cavilaciones estas sienes:
pena que vas, cavilación que vienes
como el mar de la playa a las arenas.

Como el mar de la playa a las arenas,
voy en este naufragio de vaivenes
por una noche oscura de sartenes
redondas, pobres, tristes y morenas.


Nadie me salvará de este naufragio
si no es tu amor, la tabla que procuro,
si no es tu voz, el norte que pretendo.

Eludiendo por eso el mal presagio
de que ni en ti siquiera habré seguro,
voy entre pena y pena sonriendo.

3 comentarios:

  1. Este soneto es el que mejor recuerdo (aprendido de memoria en la adolescencia) del genial Miguel Hernández. Un poeta que fue creciendo en poesía hasta ese monumento a la sencillez, a la claridad y a la intensa emoción y el humanismo que es "Cancionero y romancero de ausencias". Qué gran poeta se perdió con su muerte. Gracias por recordárnoslo aquí.

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  2. Grácias por compartir este soneto de un grán poeta por su sencillez y humanidad que siempre llegaba al corazón.Con cariño Vicky

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  3. Miguel Hernandez es uno de los más grandes. No pararía de recitar sus versos y, aunque este poema es muy hermoso, yo me quedo con su Elegía a Ramón Sijé y su perfecto y delicioso soneto "Me tiraste un limón". En todo caso siempre es un placer encontrarse con versos tan poderosos como estos.

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