En el disco "Erase que se era" de Silvio Rodríguez publicado 2006 se recogen 25 canciones escritas entre 1967 y 1972, años previos y posteriores a un hecho importante en la vida de Silvio, su embarque en el barco de pesca "Playa Girón". Fueron años prolíficos, en los que escribió decenas de canciones.
De ese disco ya me he referido en este blog, en Silvio Rodríguez o la vigencia de la palabra, al hablar de lo actual de sus letras.
Hablé de su canción "Una mujer", pero hoy quiero hablar de otra de las canciones que más me emocionan de ese disco "Judith". Y hay una tercera canción, junto a estas dos, que también prefiero y es "El día en que voy a a partir".
Las tres canciones, escritas en 1969 (cumplen ahora 39 años), tiene algo en común. Las tres están escritas a una Judith real. Las tres hablan de amor y despedida, hablan de separación y de renuncia.
Las tres, en palabras de Silvio, tiene un orden cronológico: la primera fue "Judith", el amor compartido y el conocimiento de la separación.
Y la súplica: "cuida bien tus estrellas, mujer...".
Es fácil identificar su futuro en el barco "Paya Girón": la alusión en dos de los versos "de tu miedo al mar" y " porque los barcos y las piedras/tienen abecedarios mejores/para demostrar que son bellos sencillamente..."
Después escribió "Una mujer", el reconocimiento en esa canción del amor no esperado, como dice Silvio:
"Una mujer, una mujer
una mujer con cristales del mar
viaja dentro de mí
coloreando mi sangre, borrando el carbón
que ha tapado mi buen corazón"
Y, por último "El día en que voy a partir", la certeza de la separación y el deseo de mantener en la memoria las imágenes puras que le acompañen. Es la certeza de la renuncia:
"No te muevas.
Quiero conservar este instante así:
tú junto a la ventana, como a contraluz,
echada en el lecho, queriendo mirar
los ojos profundos del sol
detrás de tu cuerpo feliz,
desnudo, desnudo. Y ya es
el día en que voy a partir."
Silvio Rodríguez alude a la relación que existe entre esas tres canciones en el interior del disco "Erase que se era":
“Judith” era una joven norteamericana con un talento especial para la pintura. Ella vivió en 1969 en Cuba, donde su padre trabajó durante un tiempo. Yo, recién egresado de la adolescencia, le pedía insistentemente que cuidara sus estrellas. La segunda canción que le hice fue “Una mujer”. Recuerdo que una noche, pegados a la radio, compartimos el asombro de los primeros pasos de un hombre sobre la luna. Después ella debía regresar a su país y yo estaba a punto de lanzarme al mar, en un barco de pesca. Ante la inminente despedida llegó “El día en que voy a partir”.
Así, la imposibilidad de olvdarla (No puedo dejarte de ver) y la despedida (no puedo dejar de decir) y la súplica (cuida bien tus estrellas), se repiten creando una canción maravillosa, emocionante.
Dice así la letra:
JUDITH
No puedo dejarte de ver
arañando el silencio con tus ojos,
tratando de decir algo que las palabras
nunca hubieran dicho mejor.
Aquella mirada era el resumen
de la noche posada en tus ojos,
con su lluvia, su viento y tu miedo al mar
y aquel sueño que te conté.
No puedo dejarte de ver
describiendo una estrella descubierta por mí
en tu erótica constelación
que no cabe en los mapas del cielo.
Tu mano dibujando en el aire,
era capaz de ponerle color
al espacio vacío, que se llenaba
con la luz de la estrella brillante.
Cuida bien tus estrellas, mujer,
cuida bien tus estrellas.
No puedo dejar de decir
que hay idiomas perfectos por descubrir
y que son olvidados frecuentemente
en el tedio del tiempo.
Y que hay que buscarlos,
porque los barcos y las piedras
tienen abecedarios mejores
para demostrar que son bellos sencillamente,
sin palabras o esquemas.
No puedo dejar de decir
que esta triste canción a tu lado oscurece,
que quizás este sea el último misterio
que mirarán tus ojos nacer de mis manos.
Pues es tarde quizás para mí
y Caín me ha marcado sobre la frente.
Pero quiero alertarte de un gran peligro
y quisiera encenderte esta frase en la mente:
Cuida bien tus estrellas, mujer,
cuida bien tus estrellas.
Y que nunca las pierdas.
(1969)
Confío en que os guste también.
Afortunada Judith, amada por Silvio, que despertó este sentimiento tan puro.
Os dejo ahora un vídeo con la canción, en el vídeo habla también Silvio de la necesidad de arriesgar, de cantar canciones no tan conocidas. El concierto que hizo en Valencia (España) en 2007 con motivo de sus 60 años.
Hay que ver cómo te gusta Silvio. Deberías pasarte por el blog de Fernando Sarria. Compartís aficiones.
ResponderEliminarMe ha gustado mucho este post, cómo explicas la gestación de estas tres canciones. Y me quedo con el estribillo. "Cuida bien tus estrellas". Qué bonito que alguien te diga eso, qué bonito sería.
Un abrazo
Redescubrí hace poco esta canción y es una de las que no se puede uno apartar, constantemente la escucho y creo que a muchos nos "cae como anillo al dedo", por aquello de las despedidas, de lo que ya no está y en lo personal me hace ruido cuando dice: "... pues es tarde quizás para mi y Caín me ha marcado sobre la frente..." Excelente publicación, ¿tendrás más publicaciones como esta en otro sitio como Facebook? Saludos
ResponderEliminarGracias, Guillermo. En este blog encontrarás más canciones que he comentado de Silvio Rodríguez bajo la etiqueta Todo está en Silvio. Espero que te interesen esas entradas también. Gracias por visitar mi blog. Abrazos.
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