Poema para (terminar mayo) y empezar junio. Atravesasteis
la ciudad y el corazón
con los semáforos en ámbar.
La lluvia y el asfalto
eran lugares habitables,
la noche avanzaba a vuestro favor:
nada os detuvo.
Los semáforos en ámbar
son dudas
atravesando la garganta.
La noche ha poblado vuestras manos
de silencio.
Se están tiñendo los charcos
con la sangre roja
de los semáforos.
Una luna tímida
-incrédula-
os está llamando.
© Javier Díaz Gil
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