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El jurado con el premiado. De izquierda a derecha: Pepa Nieto, Milagros Salvador, Juan Calderón, Aureliano Cañadas, Blas Muñoz, Carmen Castejón y Javier Díaz Gil. |
El pasado 23 de junio de 2023 tuvo lugar la entrega de premios del certamen de poesía "Poeta Juan Calderón Matador" patrocinado por ediciones Agoeiro, del que formé parte como jurado junto a los poetas Blas Muñoz, Milagros Salvador, Pepa Nieto, Carmen Castejón y el propio Juan Calderón.
Quedaron finalistas del premio: José María Herranz, Alberto Collantes Núñez, Rochi Novoa y Antonio Carballido. Los dos primeros asistieron al acto y leyeron alguno de los poemas de sus libros.
El premio recayó en la obra "Soledad" del poeta Aurelaiano Cañadas Fernández.
Cada miembro del jurado glosó el libro y al autor premiado desde un punto de vista: el biográfico, el fondo, los temas. Mi aportación fue haciendo un comentario de la parte formal del libro.
Os dejo aquí mi texto. Puede serviros para conocer el libro y espero que os despierte la necesidad de conseguirlo y leerlo. Es un gran libro.
SOLEDAD
Aureliano
Cañadas
Premio
“Poeta Juan Calderón Matador” 2023
Aureliano Cañadas es un poeta que sabe aunar en su poesía forma y
fondo.
Formalmente, sus poemas se construyen bajo la forma estrófica de
la silva libre impar, combinaciones de versos de medida impar, de 3, 5, 7, 9 y
11 sílabas con rima asonante.
A veces se permite introducir algún verso par de 4 sílabas que
rompe el ritmo en apariencia, llamando la atención del lector sobre el
contenido del verso pero que, en realidad, forma con el anterior un
endecasílabo, no interrumpiendo así el ritmo impar. Así en el poema Piedras I:
una esquina en el fondo (7)
del jardín, (4)
o
cuyo mensaje críptico (7)
es preciso (4)
aprender a descifrar (7)
Pero en ocasiones, rompe realmente y a conciencia el ritmo con un
verso par de 6 y detiene ciertamente el ritmo para destacar versos como éste:
que él alfabetizó:
maeror, maeroris,
tristeza profunda (6)
De este modo, con buen oficio, maneja con naturalidad el ritmo en
sus poemas.
Utilizando el tema de la soledad como marco del poemario y con un
lenguaje aparentemente sencillo no exento de simbolismos (la soledad-hortensia,
la soledad-gato, la soledad-piedras, la soledad-muñecas…), nos sitúa con el uso
mayoritario de la primera persona, el yo poético, en una posición en la que el
poeta, desde la altura de su edad, mira la vida y el pasado y reflexiona.
Poeta elegíaco, glosa la pérdida, pero no con tristeza, hay en
este libro un tono de confesión, de afirmaciones, de convicciones.
Por ello los primeros poemas que abren el libro, “Esta soledad es
mía”, transmiten certezas con el uso de verbos como “Descubro” o “Sé” con los
que comienzan los primeros versos: “Y sé que hay una sola…”, “Sé quien puso en
sus manos mi mensaje”.
En la segunda parte, “Piedras sin voz”, los poemas adquieren un
tono exhortativo, con el uso del
imperativo en el comienzo de los mismos o a lo largo del poema: Escuchad, Ved y
escuchad, Descubrid…
En la tercera, “Los nombres de la soledad”, pone efectivamente nombre
a la soledad y la personifica como ocurre por ejemplo con las muñecas y son
ellas las que hablan, la voz poética entonces se transfigura en ellas.
En la cuarta parte, “Somos ceniza”, habla de la muerte en un tono
de nuevo exhortativo e interrogativo (Quién me trajo hasta aquí) y el uso
retomado de la primera persona y la sentencia (“Ya no regresaré”; “no saben /
que somos / ceniza”).
La última y quinta parte, “Ganar la batalla”, compuesta de un solo
poema: el poema final. Regresa Aureliano Cañadas a lo simbólico, la pluma de un
pájaro, que representa el triunfo sobre la muerte.
Conocedor del oficio del poeta, logra profundizar en el ritmo
utilizando diversas figuras retóricas, citaré algunos ejemplos: el paralelismo
(de nada / sirvió, de nada), el uso del epifonema, verso final con carácter
de sentencia (Qué inexorable / manera de aprender / tus nombres, soledad.), de
las estructuras bimembres (el amor o el odio), la antítesis (la soledad hoy /
se llama Celia / aunque me escriba), los encabalgamientos suaves (cuando abres
/ la verja y entre el pinar; y los inviernos eran / interminables); epítetos
que intensifican la adjetivación (a la segunda / y abuhardillada planta), las
enumeraciones (recuperar los guantes, / los bolsos, / los paraguas, / las botas
y botines), el quiasmo (Solo e inerme. / Inerme y solo), la hipérbole (que soy
el más desierto / de los desiertos)…
Y sabe Aureliano Cañadas también los recursos de cómo interpelar
al lector, cómo interpelarnos, con versos iniciales interrogativos: “¿Cómo es
posible, / cómo…”; “¿Y qué / habría de saber?”; “Quién me robó los años
anteriores”; “La libertad para qué”.
La poesía de Aureliano nos conmueve. Animo al lector a descubrir
en su lectura esa perfecta simbiosis de forma y fondo que he ido apuntando.
Termino ya. Aureliano Cañadas es un poeta hondo y de oficio.
“Soledad” es el libro de un maestro que desde su altura poética y vital nos
transmite certezas y que cita a los grandes, como a Juan Ramón Jiménez, para
recordarnos que “En la soledad no se encuentra más / que lo que a la soledad se
lleva”.
Javier
Díaz Gil
23
de junio de 2023
Os dejo aquí algunas imágenes del acto (fotos de Juan Calderón):
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El poeta finalista Alberto Collantes junto a Carmen Castejón |
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El poeta finalista José María Herranz junto a Blas Muñoz |
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los miembros del jurado |