Enrique López Clavel y Javier Díaz Gil |
El acto tuvo lugar en el local "El dinosaurio todavía estaba allí" en el barrio de Lavapiés. Junto a Enrique estuvimos acompañándole en la presentación Antonio Ruiz Pascual, Amelia Peco, Agustín Sánchez Antequera (editor) y yo mismo.
Las palabras de presentación se complementaron con interpretaciones en directo.
Para mi presentación leí el prólogo que escribí para la novela, prólogo que me pidió Enrique en su día. He de advertir algo que trasladé en su momento al editor y al propio autor cuando apareció el libro y es que el texto que yo envié y que leí ayer no es exactamente el que aparece en el libro. Se modificó parte de él sin mi conocimiento y sin mi aprobación se publicó como de mi autoría.
Ayer, insisto, leí el texto que yo escribí y que comparto ahora con todos vosotros en mi blog. Desvela claves para abordar la lectura de la novela y aporta conclusiones, como no puede ser de otra la misión de un prologuista.
FÁBULA DEL FOTÓGRAFO CIEGO
Por Javier Díaz Gil
Lector, estás a punto de iniciar la lectura de la nueva
novela de Enrique López Clavel. En su dedicatoria hallarás la clave de este libro. Además de a los lectores y a la familia, está dedicada a la memoria del dramaturgo y amigo
Eladio Reyes.
Eladio Reyes, nacido en
Matanzas, Cuba, falleció el 29 de febrero de 2009 y poseía una virtud, un don especial: era un fotógrafo
ciego. Casi como un personaje secundario, en un pasaje de la novela aparece
citado Eladio Reyes para desvelarnos el tema central de esta obra, el objetivo
que quiere transmitirnos López Clavel: “El oído ve, yo me salgo por el oído y me planto detrás del ojo de la cámara, en un santiamén me vuelvo invisible”. Idea
reforzada por las palabras de otro fotógrafo ciego a quien el autor también cita,
el esloveno Evgen Bavcar: “Mi labor es reunir el mundo
visible con el invisible. La fotografía me permite pervertir el método de percepción entre las personas que ven y
las que no.”
El miedo de los violines es la tercera novela del poeta y novelista
hispano cubano Enrique López Clavel. Nacido en Santiago de Cuba, López Clavel
posee nacionalidad española. Es autor también de ocho libros de poemas y
ganador de merecidos premios a un lado y a otro del Atlántico, entre ellos, y en dos ocasiones, el
premio Tiflos de poesía.
Enrique López Clavel, como
Eladio Reyes, como Evgen Bavcar es ciego. Y su ceguera es una fuente de luz.
Comprobarás, lector, cómo López Clavel es capaz de conseguir las mejores y
más clarividentes fotografías también.
Esta novela, El miedo de
los violines, es la
excusa del autor para, mediante la invención de una trama narrativa,
reflexionar y hacernos partícipes de
una idea sobre la que habremos de pensar y que pone en un momento dado en la
voz de un personaje: “… se anda anonadado,
febrilmente hipnotizado. La gente no ve nada, si llegara a ver no miraría y si mirara al final no lograría la observación, porque el
ojo viste un traje de gala que no siempre usa la inteligencia.”
Si en su anterior novela, “Templo de las orejas”, la acción
transcurría en
Cuba, en ésta es España el escenario en el que se mueven los personajes. El buen
lector será testigo
del sincretismo de las nacionalidades del autor, el mundo cubano (las
expresiones, la gastronomía, el
mundo de la espiritualidad…) y el
español (lo urbano, el paisaje, las costumbres…) se dan la mano y conviven en esta novela.
Enrique López Clavel va
presentando cada personaje. Máximo, el protagonista, un joven de 19 años de ojos azules, estudiante de
Sociología,
pintor. Juan Pablo, el padre,
empresario y aficionado a la fotografía (de nuevo un homenaje velado a Eladio Reyes), Angélica, la madre, funcionaria,
dirige una Biblioteca. Begoña, la
hermana. Los amigos de Máximo: José María e Ismael…
Máximo
sufre un accidente de moto que le provoca una lesión peculiar: es capaz de leer
el pensamiento en los ojos de quien le mira. Este hecho le sirve a Enrique
López Clavel para hablarnos del rechazo, el miedo inicial del personaje, los
estudios médicos a los que le someten. Mostrarnos la mirada científica sobre, como lo define el autor, su “mirada lectora”. Para indagar sobre las posibilidades de
negocio que se plantean los personajes, sobre el peligro, el dolor que provoca
este don, enfrentar, al fin, la reflexión científica y espiritual del protagonista. A Enrique López Clavel le interesa
contrastar ideas: no es lo mismo mirar que ver, ver que procesar imágenes, procesar imágenes que contrastarlas gracias a la
inteligencia. Le interesa hacernos notar que no siempre coincide el
comportamiento exterior con el pensamiento íntimo.
Un hallazgo de López Clavel
es convertir al narrador omnisciente en personaje, Migaronáguila, con el
que conversa Máximo. El
mundo onírico,
irreal a veces, lo fantástico se
mezcla con lo real y hace avanzar la novela.
Y otro hallazgo son las
citas de autores, como las cuentas de un rosario que van trufando el texto y
que sirven como hilo conductor, como puntos para la reflexión, diálogo
abierto del novelista con el lector.
Le importa mucho, tal como
avancé antes, a Enrique López Clavel el aspecto culturalista, espiritual a
veces, filosófico de la novela. Abordando temas como la felicidad y la
inteligencia, la libertad, el amor y la muerte, quiénes somos en realidad, adónde vamos. López
Clavel recoge en una de las páginas del
libro esta cita de Descartes: “Vivir sin reflexionar es,
propiamente, tener los ojos cerrados, sin tratar de abrirlos jamás.” Y el autor la pone en práctica, sin duda, en “El miedo
de los violines”.
Y le importa al autor la
belleza de la palabra. Buen poeta que ha demostrado en sus poemarios publicados
su sabiduría y la
capacidad de manejar el torrente que le nace de imágenes surrealistas u oníricas, las comparaciones audaces, los juegos de
palabras. Las imágenes poéticas son
habituales y quiero destacar el capítulo XV entero como el más lírico. En él encontramos una de las más bellas: “¿Quién dictamina dónde suenan con miedo los
violines?”
Dieciséis capítulos en total. Un narrador en primera persona abre y cierra el libro.
Un narrador omnisciente es el encargado de contarnos la acción desde el capítulo II al XV.
Estimado lector, he de
avisarte. De este libro, como de los grandes libros, no se sale indemne. Habrás de tomar partido y decidir, antes de terminar
su lectura, lo que Enrique López Clavel, fotógrafo-narrador ciego, nos plantea en “El miedo
de los violines”:
La ceguera o el amor, el
amor o la muerte.
Javier Díaz Gil
Getafe, Madrid. 10 de diciembre
de 2013
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Os dejo con algunas imágenes del acto y una parte del vídeo de mi presentación
(gentileza este último de Ismael Istambul):
Enrique López Clavel y Antonio Ruiz Pascual |
Enrique junto a Amelia Peco |
En primer plano, Agustín Sánchez Antequera, editor. |
Y en este vídeo, unos momentos de mi intervención