martes, 25 de noviembre de 2014

Texto de mi presentación "Amargo despertar" de José María Herranz. Biblioteca "Pablo Neruda" (Madrid) 20/XI/2014.

José María Herranz y Javier Díaz Gil. (Foto de Rocío Díaz Gómez)
Presentación en la Biblioteca "Pablo Neruda" de Madrid de "Amargo despertar", 
poemas de José María Herranz y música de Andreu Jacob.


El pasado 20 de noviembre de 2014 tuvo lugar en la Biblioteca "Pablo Neruda" de Madrid la presentación del disco "Amargo despertar". Obra que reúne poemas de José María Herranz para los que para cada uno de ellos el músico catalán Andreu Jacob compuso una pieza ex profeso.

Continuando con mi costumbre quiero publicar aquí en mi blog el texto de mi presentación de esta obra. Comparto con vosotros mis palabras, que espero que os gusten y os animen a conocer los poemas y la música de esta obra.




José María Herranz y Javier Díaz Gil. (Foto de Rocío Díaz Gómez)

PRESENTACIÓN “Amargo despertar”. Biblioteca “Pablo Neruda”.  Ascao

Salón de Actos.

Jueves 20 de noviembre de 2014. 19:00 hr.


Javier Díaz Gil

Buenas tardes


A veces del azar surge el milagro.
A veces el azar tiene un nombre como Tristán, y se encarna en un perro. Un perro que durante los primeros meses invernales de 2012 toma por costumbre colarse en la casa que un poeta posee en Santa María de la Alameda, cerca de El Escorial. Un azar persistente, Tristán, que durante varios fines de semana no cesa en su hábito hasta que consigue que el poeta conozca a su dueño.
Y el poeta, José María Herranz, conoce entonces al dueño de Tristán, que el destino quiere que sea músico, no un músico cualquiera, un compositor de la talla de Andreu Jacob.
Y surge el interés de Andreu Jacob por la poesía de Herranz y el azar, Tristán, se retira y les observa feliz, cumplida su función. Porque el milagro está ya en marcha.
Entre los meses de mayo y agosto de 2012 ambos autores trabajan intensamente en un proyecto común: componer 29 piezas musicales, ex profeso, para ilustrar la poesía de José María Herranz y plasmar después el trabajo en un disco.
29 piezas. 28 poemas de Herranz y un texto, “Someone appears”, de Andreu Jacob, escrito por el músico para este disco.

Así nació “Amargo despertar”.
Hoy presentamos aquí el milagro que Tristán hizo posible.
De Andreu Jacob os contaré que nació en 1971 en Barcelona en el seno de una familia humilde del barrio del Raval. En 1990, con 19 años de edad, publica su primer disco.

Contando “Amargo despertar”, de 2012, suma, a sus 43 años, un total ya de 24 trabajos discográficos propios. Autor prolífico: 24 obras, contando ya tres nuevas publicaciones musicales en el año 2013 posteriores a este “Amargo despertar” que hacía la número 21.



Andreu Jacob es un relevante compositor y orquestador catalán que destaca en el campo de la investigación musical. Muy polifacético, ha desarrollado su trabajo en música clásica, jazz, flamenco y otros campos musicales así como en numerosos medios como televisión, grabaciones de estudio, cine y galas. Además de músico es instrumentista, compositor, productor y arreglista.

En 2012 se trasladó a Suecia para continuar y desarrollar su labor profesional.


José María Herranz es autor de numerosos libros de poesía y relato. Poeta social, metafísico, místico, heterodoxo y dionisíaco son algunos de los adjetivos con que los críticos han calificado su voz poética: esto define sus temas. Surrealista, onírico, barroco y un buen cuidado en la métrica, añadiría yo en las formas.
Características que se reflejan en los poemas de “Amargo despertar” como luego veremos.


Es miembro del Círculo de Bellas Artes de Madrid, del Ateneo de Madrid y de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles. Y asistente habitual a la Tertulia Literaria “Rascamán”.


Es director de la editorial Poeta de Cabra, organizador de eventos literarios y recitales. Tiene publicados cuatro libros de poemas y una antología de poesía actual, “Donde no habite el olvido”, en 2011, que incluye 41 voces españolas.

Aunque no vaya a centrar mis palabras en la composición musical,  es imprescindible hacer hincapié en que el trabajo musical es extraordinario. Andreu Jacob compone sabiamente, complementando al poema y envolviéndolo. La palabra se viste de música. Ambas, voz y música, dialogan entre sí, se completan. El proyecto, con gran acierto, ha contado con dos voces importantes de la poesía en castellano, dos colaboraciones fantásticas en el disco, la del poeta Luis Antonio de Villena, que recita dos poemas y la de la poeta María Esperanza Párraga, cuya lectura del poema “Las ruinas” es sencillamente extraordinaria.

Escucharemos luego la música de Andreu Jacob y compartiréis, probablemente, mi impresión.

Pero quiero, como poeta que soy, centrar mi presentación en el trabajo poético del disco.

Todos los poemas que aquí se incluyen pertenecen a cuatro libros de José María Herranz: “Hijos de la miseria”, “Las razones del lobo”, “Sofismas” y “Los mitos incendiados”. La elección de estos libros no es fortuita. En palabras de José María Herranz:
Este trabajo se configura, a partir del recuerdo y la cita de Dámaso Alonso, en su “Hijos de la ira”, como un homenaje a los vencidos de la guerra civil española, con su no rehabilitada memoria, y a los marginados de la sociedad biempensante, no rehabilitados en absoluto ni en la dictadura ni en esta democracia. 

Es ante todo, un conjunto de poemas de poesía comprometida, poesía social, poesía que denuncia y pelea por dar visibilidad a los más desfavorecidos, poesía de la conciencia.

En las dedicatorias de alguno de los poemas, Herranz vuelve a darnos la clave:

· A Dámaso Alonso, en justa correspondencia por su “Hijos de la ira”, esta respuesta de mis “Hijos de la miseria” en los cuerpos invisibles de los que sólo son nombrados en la injuria y la calumnia.

· Al pueblo en general, que soporta las hogueras inquisitoriales de los poderosos, aunque a veces, incomprensiblemente, las alimente y venere.

· A los eternos olvidados de las tapias de los cementerios.

· A las prostitutas, los travestis, los homosexuales y en general a todas las personas marginadas, porque ellas y ellos nos sirven de fiel espejo en este carnaval enloquecido de la existencia, y porque pueden hablarnos desde la otra orilla, la de la vida, a nosotros, los perpetuamente muertos.
La conciencia de la miseria, de la deshumanización de la sociedad, la alienación, la religión y el estado que anulan voluntades. La certeza de saber que el pensamiento diferente genera conflicto, que decir la verdad y vivirla supone sacrificio.
La defensa de los débiles aparece en estos poemas: los niños pobres, las mujeres maltratadas en el poema “Las ruinas”, las prostitutas que se saben libres, en los poemas “Prostituta” y “La pajera”. O el leproso, personaje metafórico, que no deja de ser espejo de la individualidad frente al pensamiento único.

José María Herranz nos hace evidente que somos esos “hijos de la miseria”, hijos de los hijos de la ira de Dámaso Alonso. Vencidos, quizá y condenados.

Pero para Herranz hay salvación. El amor nos salva. Salva a los niños pobres “que hacen el amor despacito”, salva en el “Beso” que se da “sin pensar lo que supone de tristeza”. Nos salva en el poema “Terciopelo” en el que “tristemente apuro / tela de amores, pasiones inacabadas”.

Y hay poemas de amor entre tanta desolación para demostrarnos que es posible resistir: “Beso”, “Encuentro en ti”, “Asoneto de la búsqueda”, “Asoneto del final”. Pero el poeta es humano y se deja vencer a veces y se pregunta, en el poema que lleva ese nombre “La pregunta” si de verdad el amor nos salva.

Así, es fácil encontrar dos líneas argumentales, declaración de principios, en estos poemas musicados. La miseria, la deshumanización, la destrucción como principio de vida (como aparece en el poema “Ante uno mismo”), y la necesidad frente a ello de declararse libre desde el pensamiento individual, desde la diferencia, desde el amor.

La deshumanización en palabras de poeta: “Los cientos ya son miles” (…) “están desenchufados” dice José María Herranz en “Ser o extremo superior”.

Claros son los ejemplos del buen manejo del lenguaje en José María Herranz, el manejo de lo onírico, lo surrealista. Como en el niño pobre “que reduce geometrías, supura blenorragia”. El poema entero de “Terciopelo” con versos como: “Y me corre pusilánime cangrejo”.

O las influencias de autores como Vallejo, Lorca, Dámaso Alonso que visitan sus versos y que os invito a que descubráis.

No quiero terminar estas palabras previas sin referirme especialmente a dos poemas, que a mi juicio, son centrales en este trabajo: “Hijos de la miseria” y “Amargo despertar”.

El primero centra el tema del disco, el homenaje a los vencidos y el segundo, da título al conjunto y nos aporta una salida, dura salida.

Me atrevo a decir pues, que en el primero está expresada la certeza del poeta de ser sociedad de “muertos satisfechos con su inconsciencia”. Somos masa, autómatas, muertos que deambulan por los parques, las oficinas, los prostíbulos y las iglesias. La individualidad y la conciencia, el amor como salvación:

Todos los días miro mis manos
por si la descomposición hubiera avanzado,
y la podredumbre atenaza mi corazón.
Yo solo quiero amar.
Poema duro de denuncia, de grito:
Somos hijos de una ciudad de dos millones de cadáveres,
(…)
los que no pueden nombrarse salvo en la injuria y la calumnia.
Y es “Amargo despertar” el contrapunto. Hay un aire lorquiano que envuelve los versos del poema, este poema, el más surrealista, de imágenes atrevidas que no quiero desvelar y que espero nos lea José María.
Un poema en el que la conciencia de la individualidad y la lucha significa tristeza y soledad.

Hay muerte y denuncia, miseria y dolor en estos poemas, pero también hay luz y amor y la voz del poeta que nos pide que despertemos.

La voz del poeta junto al magnífico trabajo del compositor Andreu Jacob en este pequeño milagro que hoy presentamos en la Biblioteca “Pablo Neruda”y vamos a disfrutar ahora y que debemos, no os olvidéis, a Tristán.

Muchas gracias.


Javier Díaz Gil
20 de noviembre de 2014





sábado, 1 de noviembre de 2014

Un poema de Javier Díaz Gil para empezar noviembre 2014




WINDHOEK

Quizá se haga de noche 
de repente.

El sol cayendo como plomo
Detrás de esta montaña.

Todo se transforma en siluetas
Y es mi sombra la que dibuja mi rostro.

¿Cómo será el desierto, la arena roja?
¿Dónde se ocultará el sol?

Quizá todo ocurre de repente.
Y sea necesario apurar la vida.
Apurar la luz.
Apurarla.

Javier Díaz Gil
Windohek (Namibia) 18 de septiembre de 2014